Leer al Perú: el canon ya no lo escribe Lima
Este es el sexto año que se realiza la Feria del Libro de San Borja cuyo eslogan: “Leer al Perú”, se viene cumpliendo a cabalidad. Año tras año, los organizadores se preocupan por celebrar la literatura de una región, invitando a sus escritores más representativos. Así hemos visto presentar a poetas, narradores y ensayistas de Piura, Áncash, Ayacucho y La Libertad.
Gracias a la Comisión del Libro, la Lectura y Biblioteca de la Municipalidad de San Borja, y de Willy del Pozo, fundadores de la feria, he tenido el privilegio de estar, tres veces, a cargo de la dirección cultural. Si bien coordinar las invitaciones y la programación es emocionante, fue conmovedor organizar Piura y La Libertad.
Supongo que para Willy lo fue con Ayacucho, región donde nació. Vivir en la capital hace más de veinte años y tener la oportunidad de congregar a escritores nacidos en nuestras regiones no solo es una gran responsabilidad sino un deber cívico.
Yo, piurano de nacimiento, culturalmente trujillano, por el trabajo de mi padre, tuve la suerte de crecer alimentado por esos dos enfoques para mirar y sentir el Perú. Por eso, cuando nos tocó Piura, elegir a quién programar: Marco Martos, Alberto Alarcón, Víctor López García, Libertad y Librado Orozco, Carmen Arrese, Armando Arteaga, Luis Alberto Castillo, Luis Eduardo García, Houdini Guerrero, Cynthia Briceño, Jorge Castillo Fan, Cosme Saavedra, José Lalupú, Fabián Bruno, Antonio Zeta, Alejandro Cano y Erika Aquino, entre otros de demostrada calidad literaria, fue un gran reto.
Este 2023 sucedió con La Libertad. Hemos vivido 17 días, hoy culmina la feria, inolvidables e intensos. La Libertad, qué duda cabe, es una de las regiones cuya tradición política e intelectual es una de las más poderosas. Abordarla fue un necesario repaso a la memoria. Durante estas semanas nos reunimos en torno al Grupo La Bohemia, el histórico colectivo que nos entregó a Vallejo, Haya De La Torre, Spelucín, Garrido, Xandóval, Antenor Orrego, por citar seis de sus gigantes.
Nos congregamos alrededor de Trilce, el movimiento que en la década de los sesenta reunió a Juan Paredes Carbonell, Jorge Díaz Herrera, Eduardo González Viaña, Gerardo Chávez, Manuel Ibáñez, Cristóbal Campana, Manlio Holguín, Juan Morillo Ganoza, Miguel Angelats, Claudio Saya, Santiago Aguilar, Eduardo Paz Esquerre y Teodoro Rivero Ayllón. Nos detuvimos en Marco Antonio Corcuera y los Cuadernos Trimestrales de Poesía, asistimos a la presentación de Ángel Gavidia, Charlie Becerra y Jorge Hurtado, escuchamos a los poetas César Olivares, Danilo Sánchez Lihón, Julia Yepjen, José López Mauricio, Diandra García, Vanessa Martínez y Adrián Alberto.
Los homenajes fueron para el patriarca de nuestras letras y poeta de los dos siglos Leoncio Bueno y para el narrador Eduardo González Viaña, evento al que llegaron Bethoven Medina y Omar Aliaga. Ambos, poeta y periodista, estuvieron a cargo de las últimas presentaciones de un acontecimiento que queda como lección para que otros distritos continúen con este diálogo, con esta simbólica, pero efectiva forma, de hilar el verdadero panorama de la literatura nacional. Leer al Perú es eso: conocerlo a través de los representantes de sus regiones. El canon ya no lo escribe Lima.
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