«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»
Queridos hermanos, estamos ante la fiesta de la Ascensión del Señor. ¿Qué nos dice la Palabra? Es una llamada a la acción, a anunciar el Evangelio a todo el mundo. Como dicen los Hechos de los Apóstoles, en la Primera Palabra, el Señor ascendió.
¿Qué significa ascender? Significa que antes descendió, bajó para cargar con todas las esclavitudes y pecados de los hombres, transformándolos en un hombre celestial. Es decir, Dios saca salvación de nuestros pecados, como dice San Juan de la Cruz, ascendiendo y, como dice San Pablo, descendiendo para tocar nuestra realidad.
¿Y de qué habló el Señor en esta fiesta? Como dicen los Hechos de los Apóstoles, habló del reino de Dios. Ese es nuestro partido político y nuestro Rey, al que el mundo de hoy está esperando. Es decir, recibir la predicación del bautismo, de la iniciación cristiana. Porque bautizados en el Espíritu Santo, recibimos el espíritu de la Ascensión, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que tiene el poder de restaurar todo lo que está caído y sacar el bien del alma.
La Palabra termina cuando el Espíritu Santo se presenta en la comunidad cristiana, donde está el bautismo. Y ¿qué hacen? Están plantados, mirando al cielo. Es decir, ¿a dónde tenemos que ir? A la comunidad, a la Iglesia, a redescubrir el sentido de la iniciación cristiana. Por eso cantamos el Salmo 46: “Dios asciende entre aclamaciones”, es decir, el Señor se eleva al son de trompetas. Porque Dios es el Rey del mundo, reina sobre todas las naciones.
La Segunda Palabra, de Pablo a los Efesios, nos pregunta: ¿cuál es la esperanza que nos llama? ¿Cuál es la victoria que los cristianos heredan? Es la fe, es el amor que Dios nos da. Por eso, Dios ha resucitado a los muertos, sentándose a su derecha en el cielo, por encima de todo principado y potestad, no solo en este mundo, sino en el futuro. Este anuncio del poder del Señor nos hace mirar al cielo por un bien en la tierra.
El Evangelio nos dice que Jesús dice a los hombres y al mundo entero: “Proclamad el reino de Dios, el Evangelio, a toda la creación”. El que cree y se bautiza se salvará, y el que se resista experimentará la condenación. ¿Cuáles son los signos que nos acompañan en esta predicación? Expulsaremos demonios, hablaremos en una nueva lengua, que es el amor, y aunque bebamos veneno, no nos hará daño, porque el Señor está con nosotros.
En medio de la Ascensión, el Señor nos dice que ha tomado nuestra humanidad y la ha llevado a Dios, rezando la tierra según el cielo. Por eso, hermanos, anunciemos esta buena noticia. El Evangelio tiene poder sobre todo nombre y poder. Ánimo, pongamos su nombre en medio de la enfermedad, el Señor aparecerá, porque tiene fuerza sobre nosotros. Que el Señor les bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Y buena fiesta de la Ascensión.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao
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