Las vidas cruzadas de Paolo Chávez Cueto

De un escritor valoro su disciplina. No basta el talento, la sensibilidad o el don, son importantes, sí, pero no determinantes. Un artista se hace en el ejercicio de su oficio. Por eso, es fundamental que lo asuma con la responsabilidad de quien está dispuesto a dominar sus recursos. La literatura, como la pintura o la música, no se ejecuta por obra y gracia de la inspiración, necesitamos aprender a utilizar las herramientas que nos ofrece la teoría para aplicarlas sobre aquello que nos entrega la experiencia. Leí los cuentos de Paolo Chávez Cueto, hace tres años.

Las historias estaban bien construidas, sin embargo, Paolo no se atrevió a publicarlas. “Necesito volver a corregirlas”, me dijo. Así pasó el 2021, el 2022, hasta que a fines del 2023 recibí su llamada en la que me expresó que al fin sentía que podía compartirlas. “Igual, tú dales una última mirada”, precisó. Valoré su disposición a la crítica, el respeto por cada uno de sus relatos, pero, sobre todo, su preocupación por el lector. No se trata de entregar un texto por la emoción del libro impreso, hay que tener cuidado con lo que se publica.

Nos embarcamos entonces en la edición de “Vidas cruzadas”, su ópera prima. Un volumen en el que es notoria su pericia para contar, la asimilación de las lecciones de sus maestros, el manejo de los tiempos, la dinámica de los diálogos, la precisión en sus descripciones, esa capacidad para involucrar a quien lo lee, para capturarlo con la agilidad de un esteta.

“Las historias están escritas con precisión, elocuencia, brillo, y sus personajes caminan por estas frases con naturalidad y asombro. El pasado aparece aquí como un espejo invisible que nos acompaña y en el momento menos esperado, nos descubre”, dijo Alonso Cueto el día de su presentación. “Por sus relatos pasean personajes solitarios, introspectivos, llenos de añoranza. Muchos son inmigrantes y otros simplemente exiliados de sí mismos, incapaces de entender cómo es que han quedado atrás. Son el espejo en el que a veces observamos nuestros propios temores”, precisa Jorge Eduardo Benavides.

No se equivoca. En “Vidas cruzadas” hay trece historias que nos conducen a trece escenarios donde nos identificamos con las preocupaciones de sus protagonistas. Trece historias y un bonus track. Un Teniente de policía, un joven que ha cometido un crimen y que acaso pierde la posibilidad de su vida, un hombre que añora su pasado, la lenta y vertiginosa rutina de los ancianos o el misterio de unos tulipanes amarillos, son la punta del iceberg de un volumen que nos presenta a Paolo Chávez Cueto como el arriesgado e intrépido narrador que nos hace parte de una sucesión de eventos que rompen con la linealidad del género. “Vidas cruzadas” es un libro donde la precisión, el asombro y la sorpresa, proyectan el talento de un escritor que sabe cómo hilar sus historias. La última, es un flashback magistral, un buen knockout.

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