Las vías del tren
Mirando la fotografía de la vía de un tren que ilustra esta nota, pienso en Tolstói, el gran escritor ruso arribando, octogenario y enfermo, a la pequeña ciudad ferroviaria de Astapovo, en donde finalmente fallece el 14 de noviembre de 1910. Pero pienso también en su mítico personaje, tan o más famoso que él, Ana Karenina, que se suicidó arrojándose a las ruedas del tren que unía Moscú con San Petersburgo. Seis años antes, el 15 de julio de 1904, el cadáver de otro gran creador ruso llegaba a Moscú en un vagón de tren que transportaba pescado. Era Antón Chéjov.
“Soy Luchito Hernández- dice un poema de un compatriota mío-ex campeón de peso welter/ poca gente me habla/ hasta oí a alguien/ preguntarme/ ¿de qué te defiendes? /y yo hubiera respondido/ si no silencioso fuera:/ más bien te defiendo de mi luz/ una luz que reuní y me friega.” Pues bien, Luchito Hernández se arrojó al paso del metro de Buenos Aires el 3 de octubre de 1977. Había perdido, le contó a alguien, toda esperanza de alcanzar la felicidad. Y había escrito por ello: “Soy Billy the Kid/ ladrón de bancos/ y como voy herido/ sé hacia dónde me encamino/ y conozco la soledad/ por eso también sé/ dónde ir, dónde escuchar/ el sacro azul de las olas /y mi corazón no conoce/ el reposo porque/ mi corazón es/ ya tiempo/ y enlazado a nadie/ de nadie contemplado. / Y mi vida/ tiene un único relato/ Qué es/ esa flor que llevo/ ya marchita/ de días que se fueron…”
Paula Sinos Montoya, nacida en Baracaldo, España, se arrodilló una madrugada de diciembre de 1981 en la vía del tren que cubría la ruta Bilbao-Portugalete. El maquinista declararía después: “Vi un bulto a lo lejos, pité, pité y no se apartaba. Frené, pero era tarde. Jamás olvidaré aquel rostro, su estúpida mirada”. Esa bella vizcaína había escrito: “Nunca debí escucharos, fantasmas/ que alojasteis en mi pecho esta absurda / pasión por las palabras.”
Las vías del tren son hospitalarias de la muerte. Pero lo son esencialmente de la vida que corre sobre ellas enlazando el ayer con el mañana. Como en la foto: en frente suyo, la casa de Huancayo en la que nací y en el medio mi hijo amado que ha pasado por allí.
Jorge.alania@gmail.com
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