Las «vacunas» Pfizer y sus graves efectos sobre el corazón
El tiempo pone cada cosa en su lugar. Gobiernos, empresas, políticos y los que pretenden ser dueños del mundo fueron cómplices de una obligatoria y delincuencial vacunación a nivel mundial. Fuimos pocos quienes nos negamos a permitir que otras ideas totalitarias recorten nuestro derecho universal a decidir qué ingresa y qué no en nuestro organismo. La covid-19 fue el pretexto perfecto para infectar a la población con una enfermedad que ataca directamente a nuestro sistema cardiovascular, y se desarrolla poco a poco en los organismos de muchos vacunados con las vacunas de las genocidas Pfizer y Moderna. Lo dijimos y ahora está probado.
Víctor Domínguez, Wall Street Wolverien -como lo conocen en redes sociales-, tuvo la osadía magnífica de difundir en su cuenta de Twitter la captura de un documento digital extraído de la página de la compañía farmacéutica Pfizer. En dicho documento se lee que esta empresa ha reconocido definitivamente que su vacuna contra la Covid-19 incrementa el peligro de padecer miocarditis y pericarditis. No existe duda alguna que los contratos secretos y la negación de los gobiernos y estas empresas para que las personas, alrededor del mundo, supiesen lo que contenía estas “vacunas”, fueron realizados bajo la complicidad del dinero, porque sabían que, a largo plazo, esos experimentos serían demasiado perjudiciales para la salud humana.
No hay lugar a dudas. Las sospechas de los que no permitimos ser inoculados con el ARNm, supimos que los efectos en nuestro sistema cardiovascular se verían a largo plazo. Han pasado tres años desde que el mundo fue dominado por el miedo y la mentira. Desde el 2021, Israel, España, Italia y otros países han desarrollado estudios que demuestran el riesgo de inflamación del corazón causado por estás “vacunas”. Es más, un análisis realizado y publicado por The Lancet -prestigiosa revista médica británica- sobre un total de cuatro millones de pacientes demostró que los efectos contra la salud son más elevados en pacientes menores de 39 años. Ahora bien, los defensores de la vacuna preguntarán: ¿Cuál es el problema si la mayoría de los medicamentos tienen efectos secundarios? Aquí está el problema principal.
La miocarditis es la inflamación del músculo cardíaco y la pericarditis es la irritación de la membrana que recubre el corazón, es decir, un tejido que protege a nuestro corazón. Cuando un factor externo desencadena ambas patologías, se evidencian tres síntomas principales: dolor en pecho, dificultad para respirar, sensación de aceleración del corazón o latidos con mayor fuerza. Es decir, las características básicas de un ataque al corazón que, en la mayoría de los casos, causa la muerte.
El capitalismo cuenta con una base que le ha permitido ser el modelo económico dominante, y esa base es la elección. El ser humano decide qué comprar y que no. Decidimos qué ingresa a nuestro organismo y que no. Para ello existe una infinidad de productos y servicios que podemos escoger a través de la publicidad, información e innovación que las empresas generan. Pero con el Covid-19, el capitalismo que conoces se convirtió en totalitarismo de color gris: nos obligaron a vacunarnos, no nos permitieron elegir y tampoco nos brindaron la información para saber qué ingresó a nuestro organismo. Eso se llama dominación. Nacimos para ser libres, no esclavos del siglo 21.
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