Las municipalidades deben ocuparse de las huacas

Las últimas semanas se han realizado diversos descubrimientos arqueológicos que vuelven a recordarnos la riqueza cultural del Perú. En algunos casos, como en el del Rímac, en el sitio arqueológico de La Florida, la municipalidad destinó a investigadores para que trabajen junto con estudiantes de la UNMSM, todo bajo el marco de lo establecido por el Ministerio de Cultura. Esta intervención permitió el descubrimiento de una momia con más de 3000 años de antigüedad.

Hoy, que las nuevas gestiones municipales ya debieron terminar de adaptarse al funcionamiento del sistema, la posibilidad de destinar recursos a poner en valor el patrimonio cultural e histórico no parece descabellado.

Lamentablemente gran cantidad del patrimonio cultural corre alto riesgo, por asentamientos establecidos encima o muy cerca, y por descuido de las autoridades que no parecen comprender el valor del patrimonio para el país. No se deben dejar de lado las actividades que las ponen en riesgo.

Recuerdo, de cuando estudiaba arqueología, en un ya lejano 2009, que acompañe al arqueólogo José Luis Fuentes a realizar una inspección a la zona de La Florida, en el Rímac, en el marco de su tesis. La subida fue difícil y cansada, pero llegamos hasta un punto donde se podía ver gran parte del Rímac y de San Juan de Lurigancho.

En ese lugar, encontramos a unos trabajadores informales sacando arcilla, y, en ese proceso, dañando material de cerámica. Gran parte del patrimonio arqueológico no cuenta con seguridad que impida que sea vulnerado de distintas formas, es algo extendido a lo largo del país.

La historia se escribe cada día y se modifica a partir de los descubrimientos que se hacen, la arqueología es la herramienta que permite organizar las teorías sobre cómo pudieron haber sido las cosas, y es gracias a la arqueología que varios países reciben gran cantidad de ingresos que movilizan la economía y dan trabajo a miles de personas. Egipto, España, Italia, Grecia, Francia, México, y tantos otros: todos países que han conjugado su urbanización con el acoplamiento y puesta en valor del patrimonio cultural.

Para cualquier gestor cultural, el Perú podría generar suficientes redes de turismo cultural como para superar los estándares de empleabilidad del 2019 en turismo, que fueron de casi un millón y medio de trabajadores del rubro en el país.

La puesta en valor de patrimonio cultural, al atraer la investigación, a lo académico, termina influyendo en la cultura de masas y eso genera empleabilidad y movimiento de divisas. El circuito cultural implica la posibilidad de crecimiento económico, más aún cuando tenemos gran cantidad de patrimonio.

El problema de no ser capaces de pensar el país a largo plazo es que los proyectos que podrían implicar un desarrollo económico y geopolítico real vienen siendo difíciles de lograr. Ni siquiera el Acuerdo Nacional se ha podido cumplir, y supuestamente eran cosas lógicas.

Claro, pensar en la puesta en valor del patrimonio cultural como motor de la economía es solo una posibilidad, pero parece completamente viable por la gran cantidad de restos arqueológicos y las posibilidades de realizar investigaciones.

Universidades de todo el mundo vienen al Perú para investigar la forma en que se vivía antes de la civilización en la que nos encontramos. Diversos países e instituciones mundiales invierten recursos en investigaciones arqueológicas en Perú.

Desde el Estado, se debería facilitar y fomentar más la investigación en arqueología, a fin de establecer lazos comunicantes que permitan comprender mejor cómo se vivía antes de la invasión española, lo que impactaría positivamente en el desarrollo del país.

Y, en este contexto, las municipalidades pueden tomar cartas en el asunto y destinar recursos a poner en valor el patrimonio cultural, con lo cual beneficiarían a sus distritos, haciéndolos más seguros y atrayendo turistas, lo que debería contribuir a activar y hacer crecer la economía.

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