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Las encuestas y las elecciones en Brasil

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Fecha Publicación: 09/10/2022 - 22:20
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Las elecciones presidenciales del pasado domingo 2 de octubre en Brasil nos dejan una interesante experiencia sobre el grado de influencia que puede tener el trabajo que desarrollan las empresas encuestadoras, cuando recogen la percepción ciudadana respecto a cuál puede ser su comportamiento al momento de emitir su voto, en atención a las candidaturas que se promueven.

Varias semanas antes de la fecha en mención, casi al unísono, los resultados de las encuestas nos indicaban que, con un margen relativamente destacado respecto al segundo en competencia (el actual presidente Jair Bolsonaro), el expresidente Lula da Silva sería el ganador con una votación que podía superar el 50% a su favor, permitiéndole ganar en primera vuelta.

Pero la realidad de lo que fuera el resultado demostró que, una vez más, los sondeos de opinión pública se equivocaron. Lula logró que votaran por él más de 57 millones de brasileños, que representan el 48.2% de la votación y, por su parte, Bolsonaro consiguió un poco más de 51 millones de votos a su favor, que constituyen ser el 43.2% del total de los sufragios. Es decir, ninguno de los dos candidatos alcanzó el mínimo requerido para ganar en primera vuelta; razón por la cual, y de acuerdo con lo programado, el próximo domingo 30 de octubre se llevará cabo la nueva votación, para saber quién será el próximo presidente de Brasil, en el periodo que continúa.

En consecuencia, la opinión ciudadana recogida en el campo por la empresas encuestadoras no se vio reflejada en el resultado final. Razón por la cual se entiende que las encuestadoras, dependiendo de quién paga su trabajo, puede tener varios resultados que no necesariamente reflejan la realidad de lo que piensa o considera la población.
Propiamente, tres son las alternativas que se pueden producir en el desarrollo de la actividades que realizan las empresas que se dedican a esta labor:

1. Es una opción, el satisfacer las aspiraciones de quién o quiénes contratan sus servicios y cuyo objetivo es conocer el grado de aceptación que pueda tener en la población electoral, por ejemplo, una candidatura. Si el trabajo de la encuestadora no es suficientemente técnico y no comprometido con la inquietud del contratante, puede mostrar un resultado no necesariamente verdadero, únicamente para tranquilizar o satisfacer a quién le solicitó sus servicios. Evidentemente, este es el resultado más engañoso y menos importante.

2. Las que se elaboran por encargo, especialmente para, luego de ser muy difundido su resultado, sirvan de motivación al elector; tratando de que sirva de inducción ciudadana del comportamiento político del elector al momento de sufragar. La mayoría de las veces la población “vota a ganador”. En consecuencia, este forma de preparar un estimado de la percepción ciudadana, termina siendo también equivocado.

3. Y las que verdaderamente reflejan la realidad son las que no responden a intereses particulares, sino que sirven de información, con algún margen de error, de lo que piensa o toma en cuenta el ciudadano en el acto de la votación. Por cierto, este resultado es el más exacto y verdadero.

Como vemos, las encuestas juegan un papel importante en el desarrollo de los procesos electorales y en las consultas populares, pero serán más útiles si el sufragante usa la información que recibe para tomar una decisión más acertada.

El resultado electoral en el país gigante de Sudamérica sorprendió al común de los analistas políticos, induciéndolos a realizar cálculos predictivos equivocados. En ese sentido, las encuestas son un buen instrumento de análisis, pero no el único.

Los sistemas políticos son parte del sistema social que, junto con otros subsistemas (el económico, el cultural, el ideológico, el jurídico, entre otros), interactúan entre sí, influyéndose entre ellos; de allí la necesidad que, cuando se tenga que analizar hechos o acontecimientos políticos internos se tome en cuenta ello, sin descuidar que hoy, en este mundo globalizado, el desenvolvimiento de los sistemas internacionales tienen también una importante cuota de influencia sobre los sistemas sociales nacionales. Eso es lo que no deben tener presente los analistas políticos al preparar sus trabajos.

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