Las elecciones primarias en Honduras
El pasado domingo 14 de marzo, como ya es costumbre en Honduras, se realizaron las elecciones primarias, con la participación de tres organizaciones políticas, de catorce partidos habilitados por el CNE – Consejo Nacional Electoral; órgano electoral relativamente nuevo que, como consecuencia de la modificación constitucional del 2019, sustituye al que fuera el Tribunal Supremo Electoral.
Participaron en estas elecciones el Partido Nacional de Honduras, en el que competían tres movimientos internos; el Partido Liberal de Honduras, también con tres; y el Partido Libertad y Refundación – Libre, en el que disputaban internamente nueve movimientos internos. Las otras agrupaciones políticas eligen a sus candidatos de acuerdo con los procedimientos previstos en sus propios estatutos.
Como características particulares, hay que precisar que en Honduras el sufragio es facultativo; y, su sistema de partidos políticos se caracteriza por la antigüedad de la mayoría de ellos, algunos con más de 100 años de existencia. Pero requiere destacarse que un alto porcentaje de ciudadanos se encuentra vinculado a una determinada agrupación política partidaria; siendo muy escasos los que no están relacionados formalmente a alguna de ellas.
Estas elecciones primarias, orientadas a elegir candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república, así como al parlamento nacional y parlamento centroamericano, se realizaron en 18 departamentos, 298 municipios y para el efecto se conformaron 7,960 Mesas Electorales Receptoras, conocidas como MER, y que fueron desplegadas a lo largo de todo el territorio nacional. Por otro lado, según el Censo Electoral, estaban aptos para emitir su voto, alrededor de 4 millones 800,000 ciudadanos.
Es importante conocer la experiencia hondureña, con relación a este tipo de elecciones, por cuanto en el Perú se ha establecido también su aplicación, en base a la propuesta formulada por la llamada Comisión de Alto Nivel, creada por el expresidente Vizcarra, y que contiene condiciones, tal como lo indicáramos en su oportunidad, totalmente equivocadas por inspirarse en realidades distintas a la nuestra y con criterios únicamente teóricos.
Recordemos; en el Perú, son 24 partidos políticos con inscripción vigente. Si sumáramos la cantidad de militantes que tiene cada uno de ellos ni siquiera llegamos a los 2 millones; es decir, si son 25 millones de ciudadanos que conforman el Padrón Electoral, significa que más del 90% de la población electoral no tienen compromiso formal con una determinada agrupación política partidaria.
Si esta es nuestra realidad, diferente a la hondureña, no se encuentra explicación de la razón que llevó a la referida Comisión a proponer que todos los ciudadanos, sin tener vinculación regular con un determinado partido político, tengan la obligación de votar en las elecciones primarias. Lo lógico e inteligente hubiera sido establecer que estaban obligados a votar únicamente los militantes de cada una de las agrupaciones políticas; pues, son ellos los que mejor conocen a sus candidatos internos.
Un sistema democrático no se consolida ni se logra su institucionalización con nuevas normas, y peor cuando estas son equivocadas, por inspirarse en criterios, igualmente, errados. Si la intención es conseguir un mejor funcionamiento de nuestra democracia, hay que comenzar por poner mayor atención y preocupación, por parte de todos los sectores públicos y privados, y en especial de los propios partidos políticos, a fin de promover la educación cívica y política de la población peruana.