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Las Bambas y la inversión minera

Fecha Publicación: 27/03/2019 - 22:10
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En muchas ocasiones hemos sostenido que no hay peruano antiminero sino agitadores que se aprovechan de contradicciones provocadas por pésimas decisiones gubernamentales y la confrontación cultural entre comunidades que sobreviven en un entorno de hostilidad geográfica y escasez productiva, sin prestaciones adecuadas en salud y educación que los obliga a vivir en siglos pasados y que, repentinamente, son invadidas por una realidad moderna que ellos desconocen.

Esa es la razón por la cual las comunidades son muy estrictas en la literalidad de sus compromisos, lo que les garantiza un efectivo control de costo-beneficio, lo que contrasta con las decisiones de los gobiernos de turno que cambian las reglas de manera arbitraria.

En el caso de Las Bambas todo anduvo bien y las comunidades no tuvieron mayores reparos en manifestar su conformidad con la explotación de la mina.

El problema surgió cuando la empresa desechó su obligación de construir un mineroducto para la salida del mineral y, sin notificación previa, con autorización del Gobierno, comenzó a utilizar el camino de tierra para hacer transitar cientos de camiones cargados de mineral cuya polvareda cambió el medio ambiente en contra de los comuneros que no habían sido consultados.

Luego de un enfrentamiento con muertos y heridos, el Estado y las comunidades llegaron a un acuerdo compensatorio en dinero por el uso de la vía y el asfaltado de la misma, compromiso que al parecer tampoco se ha respetado.

Pero más allá de todo esto, nadie desde el Estado habla de la utilidad de la vía para todo el grupo social allí existente y, por proyección, para toda la población peruana, porque parecería que solo se justifica la existencia de la vía poniendo como única finalidad la salida del mineral, con lo cual habría que entender que cerrada la mina la carretera no le serviría de mucho a las comunidades de la zona.

Tampoco hemos escuchado del Estado un plan educativo muy agresivo para darle a los niños, desde la primera infancia una educación de muy alta calidad, en su lengua materna y con estudios de idiomas para concederles becas de estudio y perfeccionamiento en el extranjero, forjándose nuevos líderes, porque la historia nos ha demostrado que los agitadores de las protestas son los niños de antes hechos adultos que en una especie de rueda de molino no pueden salir del círculo vicioso de pobreza con vecinos ricos.

Es tiempo de darle vuelta a esta tuerca para el bien de todos.