Las AFP: se han hecho multimillonarias con nuestra plata
Son una excelente maquinaria capaz de hacer dinero y un sistema perfecto de estafa a más de nueve millones de trabajadores formales, obligados a dar su dinero cada mes. Las AFP nunca pierden, ni en tiempos de crisis, covid-19, inestabilidad política o huaicos. Las AFP siempre tendrán una envidiable rentabilidad porque la base, la columna vertebral de este sistema es el dinero de los trabajadores. En segundo lugar, el sistema nervioso son las reglas que el Estado determina. En el Perú, el 30% del dinero de los trabajadores se encuentra en las cuentas de las AFP. ¡Mucho dinero, caballero!
El sistema de AFP nació en 1981 con el gobierno chileno de Augusto Pinochet, como una de las estrategias para dinamizar su economía. El país vecino fue el incubador de este modelo. En 1990, Alberto Fujimori y los gestores de su organización llegaron a la conclusión de que este modelo puede dinamizar la economía y generar mayor inversión. No se equivocaron: eso ocurrió durante toda la década del 90. La fórmula funcionó y los principales clientes fueron los bancos e incluso las empresas de propiedad de las mismas AFP. Estos se han hecho millonarios con nuestra plata.
La privatización de las pensiones de los trabajadores, de esos millones de trabajadores que tienen el cliché de no saber ahorrar, que no guardan pan para mayo; y puede que sea cierto. Sin embargo, entre “no saber ahorrar” y recibir una miseria de pensión que solo sirve para pagar servicios básicos, después de muchos años de aportar a una empresa que rentabiliza tu dinero y envía todo para un offshore en Panamá, Barbados o Samoa, uno no sabe cuál de los dos es menos rentable. La idea detrás del sistema de AFP era que los trabajadores podrían ahorrar para su jubilación de una manera más eficiente y rentable que en el sistema nacional de pensiones. Pero, siempre hay un pero: el ser humano y las empresas son lo que hacen, no lo que dicen.
Solo uno de cada 10 aportantes obligados decide recibir una pensión. El otro 90% prefiere sacar su dinero, harto de un modelo estructurado para hacer ricos y panzones a un grupo, a una economía importante; y lanzar migajas a otro. El 13% de tu sueldo es demasiado; además las AFP cobran comisión por mantener tu dinero. ¡Qué tales usureros son estos grupos de poder! Nosotros tenemos que pagarles por usar, invertir y ganar con nuestro dinero. Y al final del camino, un camino bien pendejo, recibimos una limosna.
¿El riesgo? El argumento perfecto para que una AFP defienda la pendejada. ¡Por favor! El riesgo siempre va a existir. Pero, ¿por qué deben pagarlo o sufrirlo los aportantes? Son las AFP las que hacen el uso y la inversión de ese dinero en empresas que ellas eligen y analizan. Ante cualquier error de inversión, son ellos los que deben asumir la pérdida. No les estamos dando nuestra plata para que la pierdan, sino para que la inviertan bien. La estafa es evidente.
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