La violencia invisible en las escuelas
Próximos a celebrar el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, un hecho muy triste no puede pasar desapercibido: el presunto intento de suicidio de una menor de edad tras caer del edificio de su centro educativo en el distrito de Salamanca. La denuncia del padre de la menor encendió las alarmas pues se trataría de un caso de bullying en el colegio Saco Oliveros perteneciente a la UGEL 06 que ocupa el 4to lugar a nivel nacional en denuncias acumuladas por violencia escolar (SISEVE). Un colegio en donde, al parecer, la violencia que sufrió esta niña de 12 años es invisible.
El acoso entre estudiantes denominado “bullying” es un tipo de violencia marcada por conductas intencionales de hostigamiento, maltrato verbal, físico o mental que muchas veces es normalizada por el entorno mas próximo a la víctima, la familia, los amigos e incluso por las autoridades o profesores del colegio que no quieren que estos casos sean expuestos por temor a las sanciones administrativas que puedan darse.
Conforme al portal SISEVE, entre el 2013 y 2022 se registraron más de 40,000 casos de violencia escolar de los cuales, cerca de 7,000 son casos de bullying o ciberbullying; este último presentó un mayor incremento en época de pandemia. El bullying escolar impacta de forma especial en el desarrollo personal y familiar del estudiante. Muchas veces este tipo de casos cuando no cuentan con el apoyo y acompañamiento debido, pueden degenerar en futuras conductas antisociales e incluso delictivas. Es por esta razón que los directivos de la institución educativa, los tutores responsables, personal administrativo, padres de familia o tutores encargados, deben estar permanentemente atentos a la posibilidad de estos casos para activar los protocolos de atención a las víctimas, así como a los agresores, quienes son menores de edad y cuya rehabilitación social no puede ser dejada de lado por el sistema educativo.
Sin embargo, lo que definitivamente falla es el sistema de prevención del bullying escolar. No solo se necesita mayor fiscalización por el sector Educación e Indecopi de la implementación del Protocolo de Atención y Prevención de la Violencia Escolar en las escuelas, sino contar con estrategias descentralizadas de intervención multisectorial a fin de cubrir la totalidad de colegios públicos y privados a nivel nacional, que hagan posible la identificación temprana de potenciales casos entre los niños y adolescentes, así como su abordaje psicológico.
En un país donde el Estado destina solo el 2% del presupuesto a la salud mental, contar con psicólogos escolares en las instituciones educativas es una labor titánica. Desde la emisión de la Ley Nº 29719 en el 2011, que señala la necesidad de contar con por lo menos un psicólogo por institución educativa, aún tenemos un 80% de colegios que no cuentan con uno. En la actualidad, existen más de 100 mil psicólogos de los cuales menos del 50% se encuentran colegiados. Una dura realidad que golpea a los más vulnerables, nuestros niños.
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