La vida ya superó a la escritura: Tilsa Otta
La pregunta eterna para los y las artistas es ¿cómo producir una obra perdurable e innovadora? Respuesta difícil de alcanzar si pensamos que contar historias se hace desde siempre. Entonces, proponen teorías, experimentan o levantan algún arma blanca para asesinar a la generación anterior. Internet, y los blogs particularmente, parecían ser una herramienta para la innovación. En estos, se comentaron libros y reflexiones, se polemizó con los lectores y, claro, también fue un espacio para los anónimos chismes destructores.
Salvo algunos cuentos y novelas publicadas en esta plataforma, no revolucionó el sistema de hacer literatura o de leerla. Supongo que eso produjo que queden solo algunos en el ciberespacio. Así, la búsqueda de una nueva forma de hacer literatura no llegó a buen puerto. Cosa distinta, considero, sucede en estos días.
Tilsa Otta, por ejemplo. Ella ha publicado «La vida ya superó a la escritura» (Juan Malasuerte, México, 2019), poemario que ha recibido merecidos elogios, debido a que su lenguaje se aleja de la tradición, sus intereses y la imponente atmósfera de honestidad que golpea página tras página. Sus reflexiones sobre el amor o la vida se ven intervenidas por elementos cotidianos. Puede permitirse sentir mientras carga un mail, pensar cuando chatea tirada en la cama, escribir con la música que escandaliza a los conservadores.
Tilsa Otta escribe desde su época y no por los cánones establecidos de lo que “debe ser” la poesía. Pero además de poeta, también ha publicado cuentos, un libro ilustrado, ha colaborado en comics, ha realizado más de una decena de trabajos audiovisuales, entre cortos y clips, lo que le ha valido una serie de premios en esa área. Otta es más que una escritora, utiliza diversas plataformas y destaca en todas. No es la única. Algo así comentamos ya de Gimena Vertu. Creo que es el modo en el que los escritores y escritoras de estos tiempos ejercen el trabajo creativo, la adaptación al registro que sea necesario; en ese sentido, sus obras superan los límites de la escritura.