La única cura para el dolor es la acción
El ser humano no puede quedarse de brazos cruzados ante la adversidad, la depresión, la ansiedad, la angustia, el miedo, el pánico, las frustraciones, la marginación, la traición, el pretender inhibir superioridades, cuando otras personas trasladan sus limitaciones pretendiendo hacerte sentir fuera de lugar con el único propósito que sientas dolor.
No nos olvidemos que las personas consciente o inconsciente en forma permanente y continua proyectan lo que sienten en su interior, el mundo exterior es el espejo de lo que somos por dentro, no existe otra realidad sino la que sentimos dentro de nosotros.
En los momentos difíciles sale a relucir las fortalezas interiores, podrá haber tormentas, pero no duran toda la vida, la calma llega en su momento oportuno, la vida es como un mar agitado, pero pronto llegar el sosiego, depende mucho como la naturaleza humana te ha dotado, la vida es como una corriente eléctrica frente a una descarga reaccionas con la actitud adecuada de supervivir a los malos momentos, padres luchadores hijos Trejos, padres débiles hijos dependientes.
Este caso que les voy a comentar se trata de una mujer viuda a los treinta y tres años de su vida, el esposo falleció en un accidente de tránsito, dejando dos hijos infantes sin familia, tuvo que hacer los roles de padre y madre, sacándolos adelante con mucho amor, disciplina, comprensión, tolerancia, terminaron la escuela satisfactoriamente, se unieron en matrimonio formando una familia que en la actualidad viven en el extranjero y el día del padre, la madre es saludada por los hijos por el lugar que tuvo que desarrollar.
No fue una madre que el dolor la limito, todo lo contrario, pensó en sus hijos que la necesitaban y con fuerza, tenacidad, formo hijos con una personalidad solida y entrenados para afrontar la vida y ser felices. La madre, no tuvo la necesidad de relacionarse con otra pareja para subsistir y educar a los hijos por mérito propio tuvo una perspectiva de vida para sus hijos, prevaleciendo el amor, respeto a uno mismo y los demás.
Este segundo caso, se trata de un niño que desde que tuvo uso de razón se sintió solo, incomprendido con mucha falta de amor, pero cuenta él, que siempre en su interior había una luz que guiaba su camino y lo hacia ser perseverante en las cosas que realizaba durante el desarrollo de su vida, no era un estudiante brillante pero cumplía con sus deberes y obligaciones, teniendo la oportunidad de ingresar a la universidad, estudio tres carreras, graduándose satisfactoriamente, aparentemente tenia todo, pero esa soledad, el dolor de no sentirse amado anidaba en su corazón, una vez le pregunte ¿Cómo has logrado intelectualmente estas profesiones?, me contestó “la perseverancia de mi padre, que frente a la adversidad había logrado sus metas”, qué enriquecedora respuesta; y le dije, qué hay sobre los amores de pareja, me contesto que había tenido algunas relaciones que no trascendían al corazón, incluso se unió en matrimonio pero el tiempo fue el mejor testigo que no había amor sino ilusión y decidió divorciarse, pero esos malos momentos lo supe sobrellevar con madurez, tenacidad, perseverancia y tranquilidad hasta que encontró su verdadero amor, una mujer muy tierna que lleno su vida emocional y desapareció el dolor de la soledad.
En estos dos casos que hemos explicado el antídoto del dolor es el amor, puedes estar pasando momentos difíciles, necesidades, incomprensiones, frustraciones, depresiones, cualquier cosa que afecte tu vida emocional, la muerte de un ser querido, un amor no correspondido, pero llega el amor y ese ser humano vuelve a renacer, a sentirse amado, querido, respetado y admirado, no interesa las clases sociales, “el verdadero amor es incondicional”.
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