La última vez: El registro perdido de Chabuca
Hace unos días, casi por casualidad, me encontré en Spotify con una grabación de Chabuca Granda que llevaba más de cuarenta años oculta. No era un disco editado ni un registro oficial, sino una cinta de casete rescatada de un cajón. El hallazgo recoge una presentación íntima en Buenos Aires, en septiembre de 1981, donde la gran compositora estuvo acompañada únicamente por Luis González, su inseparable guitarrista desde 1968.
Intrigado, busqué al propio Lucho, quien me contó la historia. El concierto se realizó en el Almacén San José, un local querido por artistas y bohemios, manejado por el peruano “Pajarito” González y Cristina Doratto. Fueron ellos quienes grabaron la velada en un casete y se lo entregaron a Luis. Ahí se quedó, olvidado en un cajón por décadas, hasta que él mismo lo reencontró y procesó técnicamente para convertirlo en esta joya que hoy podemos escuchar en plataformas digitales.
Lo más valioso de esta grabación no es solo la voz de Chabuca, clara y firme, interpretando como siempre sus canciones con respeto absoluto a la melodía. También está el contraste con lo que vemos hoy: cantantes y productores que, en nombre de la “modernidad”, inventan notas, cambian acentos, incluso modifican palabras, alejándose del espíritu original de sus composiciones. Aquí, en cambio, la escuchamos tal cual ella concibió su obra, devolviéndole autenticidad y emoción.
Pero hay algo más entrañable. En plena presentación, Chabuca presenta a su guitarrista con afecto, lo elogia y hasta le cede el micrófono para que interprete dos canciones. Y deja caer una frase que lo dice todo: “Con el tiempo la gente se dará cuenta que el verdadero artista no soy yo, sino él”. Palabras que, viniendo de quien venían, muestran no solo su generosidad, sino la grandeza de aquella sociedad musical.
La historia tiene un tinte melancólico. Luis me confesó que aquella noche fue la última vez que vio a Chabuca. Nunca volvieron a encontrarse. Solo recibió una llamada, poco tiempo después, cuando ella se despedía desde Lima: “Don Luis, me voy a operar del corazón a Estados Unidos. Si salgo de esta, no se mueva de Buenos Aires, porque lo voy a necesitar más que nunca”. Esa llamada fue su adiós.
En marzo de 1983, Chabuca falleció en Miami. Hoy, gracias a la paciencia y memoria de Luis González, podemos escuchar nuevamente ese instante. Un documento único que nos devuelve la voz, el talento y la complicidad de dos artistas que marcaron para siempre la música del Perú.
Nota final:
Los lectores pueden acceder al disco completo y revivir esta joya histórica escaneando el código QR incluido al pie de esta nota.
Por Ricardo Ghibellini H.
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