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La tramposa izquierda peruana

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Fecha Publicación: 02/05/2025 - 23:00
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Tiene razón Aldo Mariátegui cuando critica a la prensa peruana por algo tan, pero tan elemental: “¿Por qué ha callado todo este tiempo la ostentación que, de manera impune, viene haciendo gala el matrimonio Ollanta-Nadine Humala, manteniendo a dos hijas, Ilary y Naira, estudiando en la Universidad de Chicago, sin preguntar ¿cómo es posible que, solo en matrícula y enseñanza, hayan tenido US$120,000 cada año para solventar tamaño presupuesto; además de vivienda —que no baja de US$30,000 anuales— adicionando otros gastos como los de alimentación, movilidad, distracción, viajes de Lima-Chicago ida y vuelta, etc., cantidad que no baja de otros US$100,000 anuales?” ¿De dónde pecata mea? ¿Acaso de su pensión presidencial y militar? ¡Por favor! ¿Cómo han conseguido solventar semejante gasto anual? “Eso es mucho más escandaloso que Nadine se aparezca en algún centro comercial brasileño. Cualquiera puede ir por cualquier cosa a un centro comercial, hasta solo para darse una vuelta y airearse. Pero cualquiera no puede mantener a dos hijas, estudiando en Chicago”, comenta el estudioso Mariátegui.
Si tanto se jacta la izquierda de ser implacable con quienes se aprovechan del cargo público para medrar del Estado —y darse vida de millonarios, siendo unos pelagatos en la vida real—, los rojos debieron enfocar su acuciosa mirada condenatoria en este hecho, que no es secreto aunque escandaloso. ¡Pero los termocéfalos apañan a los suyos! Especialmente cuando quienes estafan al Estado —lo confirma la condena que han recibido tanto Ollanta Humala como Nadine Humala, justamente por robarle a nuestra nación— acaban de una u otra forma aplaudidos por la corrupta izquierda, cómplice de estos sujetos beneficiados criminalmente con dinero robado a Juan Pueblo, fortuna que atesoran los Humala para gastarla a su albedrío y sin pudor alguno.
¡Esta es la izquierda peruana, amable lector! Plagada de inmundicias y pletórica de un permanente y deslenguado autobombo que fanfarronea su “pulcritud”, aunque es plenamente consciente de semejante farsa. En la izquierda prevalece el todo vale, culpando a la derecha de sus engaños, estafas, delitos y hasta crímenes, y poniendo siempre cara de “yo no fui” gritando por calles y plazas “¡Ahí va el ladrón!”, señalando a sus opositores intelectuales.
Pero claro, ese disfraz calumniador es otra de las armas para engañar al ciudadano y estafar al pueblo, que padece no solo por la cleptomanía de los izquierdistas, sino por su habilidad para destruir el Estado cada vez que se instala en el gobierno, tras haber engañado al pueblo durante sus campañas proselitistas, reduciéndolo a votar por sus candidatos, tanto para presidente de la República como para legisladores.
Cada vez se hace más urgente que la verdad llegue al pueblo para liberarlo de esta droga demagógica de la izquierda, que lo induce a votar por ella. Recuerde bien, amable lector: cuando vaya a votar en abril próximo, NO lo haga por la izquierda peruana —que no es igual a sus pares de Suiza, Holanda, Inglaterra o cualquier nación europea, donde esos movimientos son pletóricos de honestidad, capacidad y amor por su patria. ¡Vote según SU conciencia!

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