La traición a tu patria debe pagarse con la vida
El sujeto Edwin Julca Becerra, inspector de la Superintendencia Nacional de Migraciones, es un traidor de la patria. Este sujeto, mal llamado peruano, no solo le dio la espalda y traicionó a su país, sino que también actuó, obró y trabajó en contra de su país y de sus compatriotas. Ahora se encuentra encarcelado por haber alterado el registro migratorio con el fin de facilitar, de forma ilícita, la entrada y salida de extranjeros ilegales del territorio peruano, entre ellos muchos delincuentes. Desde el análisis que realizo sobre el país, en un gobierno líder, decidido y fuerte, este sujeto será despojado de la nacionalidad peruana. Si vamos a cambiar al país, necesitamos acciones y no teoría.
Las instituciones están colmadas y podridas de teóricos que se han vendido o han estafado a la sociedad, llamándose a ellos mismos la “clase intelectual”; aquellos que siempre salen en entrevistas “políticamente correctas”, con sus conceptos teóricos, pero son un fracaso en la práctica. Es el caso de quien fue el jefe que realizó la reforma electoral en el 2018: Fernando Tuesta Soldevilla y todos esos teóricos de la gentita de la PUCP, que son parte del desastre que somos por lentos y mediocres. Esa inservible reforma no sirve para nada. En el 2018, teníamos 25 partidos legalmente inscritos para las elecciones del 2021. Hoy, a finales del 2024, podríamos llegar a tener casi 70 partidos legalmente inscritos. Justamente eso que se buscaba evitar: la proliferación de partidos se ha multiplicado por más de 300 % en menos de 5 años. Un fracaso total esa disque “reforma” redactada y pensada por una bolita de académicos de escritorio que viven de hacer consultorías al Estado. ¡Cómo les encanta eso!
Desde que escribo respecto a la migración venezolana a nuestro hermoso país, más del 35,3 % de dicha población no cuenta con documentos legales que les permitan trabajar, desarrollarse, contribuir a la sociedad y que los reconozca en el sistema para que puedan ser rastreados en circunstancias de peligro, delito o beneficio. Tenemos a más de 500 mil venezolanos indocumentados, que no existen en el sistema. Pero sí existen en las calles de todo nuestro país delinquiendo, violando, secuestrando y asesinando no solo a los peruanos, sino también a sus propios compatriotas. ¿Qué clase de personas hemos permitido ingresar a nuestro país? El problema no solo son los funcionarios: también está involucrada la Policía Nacional del Perú, por su evidente falta de protección a las personas, a su país, a su nación.
¿Dónde están esos venezolanos de bien que están agradecidos con el Perú por recibirlos con los brazos abiertos? ¿No recuerdan que, ni bien llegados a Perú, encontraron trabajo, recibieron lo que les ofrecían porque no tenían opción? ¿Por qué no levantan su voz de protesta para que la seguridad policial de mi país erradique a la delincuencia venezolana? Ustedes llegaron pidiendo auxilio y nosotros se lo dimos. Ocuparon el trabajo que un peruano tenía, es cierto; pero esa no es responsabilidad suya, sino de los empresarios peruanos que prefirieron ahorrarse unos soles y dejar ir a trabajadores peruanos. Se generó mayor oferta barata de trabajo.
Es momento de que hablen en contra de sus propios delincuentes, es momento de que actúen. Es momento de que contribuyan con el Perú y no es un pedido. Esta es una obligación.
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