La tradición de la extradición

Colgada en una pared de la sede de la Organización de las Naciones Unidas, ONU) encontramos una copia de la versión del primer acuerdo de extradición en el mundo y que, al mismo tiempo, fue también el primer tratado de paz que tenemos registrado. No referimos al acuerdo del año 1259 a. C. entre Ramsés II de Egipto y los hititas denominado Tratado de Kadesh y cuya versión original la encontramos en el templo de Karnak en Luxor, Egipto.

Nos remontamos a aquella época y a dicho acuerdo, en la medida que contempló el compromiso de ambas partes de repatriar a los criminales y refugiados políticos de cada nación.
Muchos años después encontramos al convenio que celebró Carlos III de España y Luis XV de Francia un 29 de septiembre de 1765, relativo a los llamados delincuentes políticos que eran los únicos a ser enviados o entregados.

Así surgió la palabra que proviene del latín ex, que significa ‘afuera’ y traditio, que significa ‘transmisión’; es decir, la entrega a afuera que es una institución jurídica dada inicialmente entre naciones, hoy entre países, con relación al manejo de sus vinculaciones políticas y comerciales, principalmente.

Así llegamos a hechos posteriores a la Revolución francesa (1789) cuando se celebró el Tratado de Paz de Amiens de 1802 entre España, Francia e Inglaterra, asegurándose la extradición de la delincuencia común con exclusión total de los delitos políticos de otrora.

Tenemos pues dos partes en esta institución que busca la administración de justicia: un Estado que actúa activamente requiriendo la entrega de un individuo para ser procesado o condenado judicialmente, y otro que actúa pasivamente recibiendo el pedido de entrega debido a que en su territorio se encuentra dicho individuo. Por lo que hablamos de extradición activa o pasiva, respectivamente.

Basándonos en los orígenes definimos a la extradición como un mecanismo de cooperación judicial internacional en virtud del cual, mediante un pedido formal, un Estado obtiene de otro la entrega de un procesado o condenado por un delito común para juzgarlo penalmente o ejecutar la pena que se le hubiere impuesto (MINJUS, 2023).

La extradición se rige por los tratados internacionales que consagran el principio de la legalidad, en el sentido que debe estar establecida en la Ley tanto la extradición como la infracción penal cometida. En muchos casos y ante la ausencia de algún tratado al respecto, se puede invocar el principio de reciprocidad, basados en la costumbre o hechos previos.

Esta es una gestión adicional que se realiza para poder hacer justicia en un país. Evitemos propiciar la extradición y convertirla en una tradición.

(*) Abogado, docente universitario, consultor legal.

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