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La señora necesita oxígeno

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Fecha Publicación: 23/12/2024 - 22:50
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Soy escéptico de las encuestas presidenciales porque históricamente sus resultados son imprecisos y cuestionables. Para muestra, la elección de Pedro Castillo, cuyo triunfo electoral —con fraude y todo— pasó bajo el radar demoscópico en 2021. Sin embargo, sí creo en las tendencias estadísticas, y hoy todas coinciden en que la presidenta Boluarte cierra el 2024 con una aprobación popular de 2 a 3%, lo cual es gravísimo.
Un jefe de Estado necesita una bancada propia o afín en el Congreso de la República, operadores políticos que le den consistencia al régimen y un mínimo de apoyo del pueblo. Caso contrario, reina pero no gobierna; está pintado en la pared de los inútiles.
A Dina le está pasando eso: tiene legalmente el cargo presidencial, pero no representa a nada ni a nadie. Todos sabemos que llegó al cargo por azar del destino y su único mérito ha sido traicionar a medias la ideología y el programa comunista de su partido Perú Libre. Vamos, sigue siendo retóricamente de izquierda, pero por lo menos deja que la economía social de mercado flote inercialmente.
El Congreso hizo un matrimonio cruzado de izquierda y derecha con la señora y le sigue dando soporte para que no lo disuelvan y para que se llegue a las elecciones de 2026. Pero estas deberán ser convocadas en abril próximo y, a partir de allí, Dina ya no será necesaria porque el Parlamento no puede ser tocado en el último año. A partir de ese momento, la presidenta será prescindible; la magia de su último simbolismo habrá desaparecido. Y entonces podrían avanzar los pedidos de vacancia irremediables.
Para prevenir su caída, la doña en los últimos días se ha envalentonado y, con altisonancia, ha comenzado a pechar a la oposición, a las encuestadoras y hasta a los medios, a los cuales acaba de acusar sin pruebas de extorsionadores, lo cual es gravísimo y desestabilizador. En cambio, sigue rehuyendo el camino que cualquier presidente democrático tomaría: remozar un Gabinete cuyos miembros también tienen indicadores de nulo respaldo popular.
Urge tener un primer ministro que gobierne y no sea simple abogado de los delitos imputados a Dina. Se requiere reemplazar a los inútiles por un equipo eficaz y eficiente, de técnicos y personalidades democráticas respetables, que por lo menos impida el déficit fiscal, frene el dispendio estatal y restablezca mínimamente la seguridad ciudadana. La señora necesita oxígeno, pero está optando por ahogarse.

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