La Segunda Guerra Fría
En estos momentos el mundo está viviendo un recrudecimiento del antiguo conflicto global que enfrentó a los Estados Unidos y la Unión Soviética, cuya conclusión en 1990 fue la victoria de Occidente ante la caída del comunismo en Europa y su transformación económica en China. La primera consecuencia de esa clara victoria fue la disolución de la Unión Soviética sustituida por 16 repúblicas independientes, entre las cuales Rusia asumió la posición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sin embargo, aparte de ese reconocimiento, Rusia quedó muy disminuida frente a los Estados Unidos.
Hoy 35 años después la situación ha cambiado por varios factores estratégicos. El primero de ellos el ascenso económico, científico, tecnológico y militar de China que ahora le pisa los talones de los Estados Unidos.
Igualmente, la recuperación de Rusia que sigue siendo de lejos el país más grande del planeta con cerca de 17 millones de km2, que cubre el mayor espacio territorial de Eurasia desde el Atlántico y el Ártico hasta el Pacífico. Su presidente vitalicio desde el año 2,000, Vladimir Putin, se ha sentido lo suficientemente fuerte para anexarse Crimea y luego agredir a Ucrania en una guerra desatada hace más de dos años que aún no puede terminar por el apoyo de la OTAN a su débil víctima.
Este nuevo panorama ha tenido como desenlace un reordenamiento de la geopolítica mundial, por un lado, Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y algunos países árabes petroleros, por el otro un bloque formado por Rusia, China, Corea del Norte y ahora Irán, prácticamente las mismas potencias enfrentadas en 1948. Los neutrales casi los de antes, la India con el agregado de Pakistán, Bangladesh, Myanmar, Sri Lanka e Indonesia, Latinoamérica en una posición dubitativa pero con Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia claramente en el bando de Rusia.
¿Qué papel juega China en este juego? En estos momentos con Corea del Norte es el aliado más firme de Rusia en su guerra de Ucrania pero también tiene sus propios objetivos, el más evidente la isla de Taiwán a 180 millas de sus costas. China jamás ha renunciado a su aspiración de recuperarla pero se ha abstenido de invadirla para no desatar un enfrentamiento con los Estados Unidos, que podría escalar a una guerra nuclear. A fin de evitar una confrontación directa realiza ejercicios militares dirigidos a Taiwán lo cual genera una gran tensión, pero al mismo tiempo es consciente que enfrentaría una dura resistencia en el caso de atacar la isla. Todo ello ha significado que se mantenga un precario equilibrio en la región.
Así las cosas, ¿es posible que de una guerra fría se pase a una caliente? Creo que todas las partes involucradas tratarán de evitar ese desenlace, pero siempre debemos tener presente la posibilidad de un error de cálculo o por cualquier razón, que desate una reacción en cadena imposible de corregir tal como sucedió con la Primera Guerra Mundial.
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