La ruta del papa: mucho más que turismo religioso
La Ruta del Papa, gran programa turístico que se lanzó este pasado lunes en Chiclayo, Trujillo, Piura y El Callao, es- como atinadamente lo señaló la ministra Desilú León, “más que una ruta religiosa, un proyecto integrador que articula cultura, infraestructura, servicios, fe e identidad. Es también una apuesta por el desarrollo local a través del turismo.”
En efecto, el MINCETUR con cuatro gobiernos regionales, veinte municipalidades provinciales y locales, cinco autoridades eclesiásticas y gremios turísticos, ha trabajado una agenda de corto, mediano y largo plazo. La inmediatez es una de sus vigorosas características, pues a sólo dos meses de la elección de León XIV, el Perú, su segunda patria en la que se forjó su carrera pastoral, ofrece al mundo un servicio de turismo con un sello particularmente contemporáneo y atractivo.
Con una inversión conjunta de 540 millones de soles, queda habilitada esta ruta de belleza regional e histórica, con la impronta de fe de un Pontífice que la caminó durante largos años como pastor y misionero. La grandeza de un pasado cultural único y un presente lleno de desafíos, se conjugan en esta Ruta que lleva intrínseca el recorrido de un hombre providencial que en un momento crítico de la Iglesia Católica, fue elegido por cardenales de todo el mundo para unir y escuchar en consonancia con el mensaje del Cristo de la fe.
El turismo religioso es vasto y aleccionador. La historia ilumina el presente y los peregrinos van tras esa luz. Más en el caso del Perú, la historia y el momento se fusionan porque la ruta del Papa es una ruta viva que se traza con el paso del pastor que se hace Papa de 1,200 millones de fieles, entre la algarabía y las tristezas de la gente que ahora lo reclama como suyo y que la lleva en el corazón, como lo dijo en su primera aparición desde el balcón del Vaticano.
El Perú del Papa recibe a los turistas. Piura, Chiclayo, Trujillo y El Callao, rememoran un rastro que ahora es famoso en todo el mundo. Y lo hace, recordando con acciones, las palabras de otro Papa, Paula VI, que en su momento escribió en su encíclica Populorum Progressio, el desarrollo es el nuevo nombre de la paz ya que no puede haber verdadera paz donde existen desigualdades insalvables y falta de oportunidades para el desarrollo humano.
Todo turismo religioso es una peregrinación. La Ruta del Papa es eso y mucho más, una alternativa de desarrollo regional y local, un camino que el sucesor de Simón llamado Pedro- aquel que es piedra que se ancla y semilla que se esparce para millones de gentes- recorrió hace poco, sólo hace poco, en nuestras tierras ubérrimas y hambrientas.
Jorge.alania@gmail.com
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