La responsabilidad política de los ministros
Toda decisión del presidente de la República es nula si carece de refrendo ministerial, precisa nuestro ordenamiento constitucional; lo cual significa que, si bien es verdad que el jefe de Estado es políticamente irresponsable de las decisiones que toma, frente a ello, se deduce que quienes asumen la responsabilidad política es el colegiado integrado por los ministros.
Si la persona de algunos de los ministros no estuviera de acuerdo con una decisión del consejo, el salvar su voto en el acta no es suficiente; pues, igual se hace responsable, ya que son los ministros quienes, solidariamente, asumen la responsabilidad política. Para no estar en la condición de ser acusado por la decisión que tome el Consejo de Ministros, en la misma reunión, el ministro que no esté de acuerdo tiene que renunciar irrevocablemente al cargo y debe retirarse de la sesión.
Si hacemos un repaso, sólo de los que han sido los acontecimiento nacionales más importantes que se han producido en estos últimos cinco años, nos encontramos con problemas, como la ineficiente atención de la lucha contra la pandemia de la covid-19 por parte del Poder Ejecutivo; así como también el problema de la educación que no llega a todos los rincones de nuestro amplio y accidentado territorio nacional; el de la inseguridad ciudadana que afecta el diario vivir de la población peruana y que se encuentra en un preocupante crecimiento, sin dejar de mencionar la pérdida de la estabilidad de nuestra economía.
Estos son algunos de los problemas no resueltos por parte del órgano administrador del Estado. En consecuencia; si es así, corresponde a los ministros encargados de las diferentes áreas de la administración pública, dar cuenta de su accionar y, como resultado de su falta de idoneidad para atender dichos requerimientos, deberíamos preguntarnos, como responsables políticos, ¿cuántos ministros han renunciado por su falta de capacidad para atenderlos? Ninguno, ¿verdad?
Asimismo, respecto a hechos escandalosos, por decir lo menos, como el ocurrido hace pocos días en un centro de detención, según se califica de alta seguridad, el cual se encuentra bajo la administración del órgano Ejecutivo, hemos escuchado una expresión de preocupación y de indignación por parte de la persona que jefatura el Consejo de Ministros, pero nada más.
Que se van a pedir informes e investigaciones sobre la autorización del uso de celulares, por parte de un detenido, dentro del centro de reclusión, no es suficiente. Aquí hay una responsabilidad política, la cual corresponde asumirla, por lo menos, el titular de la cartera ministerial que tiene a su cargo la administración de los centros penitenciarios.
Pero, una vez más, aquí no pasa nada, La pita siempre se rompe por el lado más delgado. Son los mandos medios los que asumen la responsabilidad administrativa de las malas decisiones, y nadie asume la responsabilidad política, la cual corresponde, como es obvio, al ministro.
Ya hemos perdido la costumbre de que, frente a los acontecimientos negativos por malas prácticas de la gestión gubernamental, ningún ministro asume su responsabilidad. Allí está la explicación del porqué los innumerables problemas que nos aquejan no tienen solución.
Frente a esa realidad, muchos siguen con la monserga o con el mismo discurso político y populista de hace mucho tiempo de que hay que cambiar la norma jurídica para que se solucionen nuestros problemas. Y, no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, porque seguro tienen otras intenciones; pues, el problema no está en la norma, ni tampoco en la estructura de los organismos del Estado, sino en la calidad de las personas que los integran o dirigen.
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