La renovación del APRA
Mucho se habla de la necesaria renovación de la política nacional. La falta de ideas para conducir el país y solucionar la agenda social postergada tanto del Ejecutivo como del Legislativo ahondan esta percepción. Pero mal harían muchos si piensan que este nuevo impulso en la oferta del debate público puede venir de partidos aventureros o vientres de alquiler. Se requiere que los partidos históricos, con cuadros formados, retomen banderas populares. Ésta tarea debe construirse desde el partido de Haya de la Torre camino a su renovación. El PAP le puede ofrecer al Perú paz con justicia social y el reingreso de la política de gran estilo al escenario.
La renovación del APRA debe expresarse en 4 cuestiones fundamentales. La primera tiene que ser de articulación intelectual de una narrativa alternativa a la imperante y esto pasa por agrupar a los simpatizantes y militantes que están en las cátedras universitarias y en los colegios públicos y privados. La influencia en los centros de construcción de pensamiento es realmente vital, así como también en expresiones culturales como la literatura o el arte.
Luego es importante para la renovación desarrollar y exponer un nuevo discurso programático-social. Hemos dicho que el PAP necesita un nuevo programa mínimo para la justicia social. Parte de esto es sin duda lo que hemos denominado la “agenda social”. El PAP debe ser el partido que aborde los padecimientos de los jóvenes, de las mujeres, de los emprendedores y mypes, de los productores del campo, de los pescadores artesanales, de los taxistas, de la familia policial y militar, de los ciudadanos y familias agobiados por el abuso de los esquemas oligopólicos en cuanto al crédito financiero, al costo del combustible, a las reglas del sistema previsional, al costo de los medicamentos, etc. Esto es la reafirmación clara de nuestra naturaleza de partido de izquierda democrática, de cambio, de movimiento democrático-social.
En tercer lugar la renovación del PAP debe significar el segundo piso de la encomiable labor hecha en el proceso de la reinscripción que nos dejó 80 comités provinciales. Tarea que estuvo al mando de Belén García, Enrique Melgar, José Pimentel y Pedro Panta, soportada y ejecutada con lealtad, entrega y sacrificio por las dirigencias orgánicas regionales, provinciales y distritales de todo el país. En esta segunda etapa debemos aspirar a tener cuando menos 120 comités provinciales y organización funcional-gremial y profesional remozada y en funcionamiento. No hay renovación sin despliegue territorial y temático.
Finalmente nada de esto será posible si el aprismo no renueva sus métodos para comunicar sus nuevos liderazgos, su remozada narrativa conceptual y evidentemente su actualizado programa y la fuerza de su penetración en el interior del país. La renovación debe implicar el desarrollo de una estrategia de comunicación -con preeminencia de las redes ahora-:y nuevas vocerías. Los mismos principios, pero presentados en versión 3.0.
Todos estos propósitos deben encauzarse a través de un ya necesario Congreso Nacional del PAP, en donde las bases de los distritos de Lima Metropolitana y de las provincias del interior del país se expresen por el cambio, la unidad y la renovación. El 2026 está a la vuelta de la esquina y la fortaleza de un APRA renovada y de vuelta a un discurso de cambio social y popular puede tener un gran predicamento. El Perú espera la vuelta de un PAP con la misma mística, pero con nuevas voces y un discurso acorde a los problemas sociales presentes.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
