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La relevancia del derecho en la actualidad

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Fecha Publicación: 09/07/2025 - 21:20
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Ahora que la política quiere subordinar al derecho, quisiera referirme al derecho como ciencia para comprender su valor en la vida social nacional e internacional. Pero ¿qué es el derecho? Para responder esta pregunta, es necesario despojarnos de aquello que colude contra su naturaleza, es decir, la subjetividad –hoy debemos llamarla prejuicio o ideología– que es la grieta para creerlo como se quiera, casi a la carta, olvidando sin reparos que el derecho no es lo que creemos o queremos –eso es realmente muy cómodo– sino lo que exactamente es. Si el derecho fuera lo que nos antojamos, entonces solo sería un vil instrumento al servicio de los intereses individuales y del capricho, cuando lo excelso del derecho, es que yace al servicio de la sociedad, que lo cuenta como el mayor instrumento de regulación del pacto social, siempre pensando en la justicia como su fin último. De allí que, si el derecho no persigue la justicia, advierto, entonces, que terminará consumado como un vil instrumento del poder. Ahora, bien, el derecho jamás es lo que nos convenga. Para comprender al derecho en su exacta dimensión, hay que circunscribir nuestras acciones de la vida social a sus métodos, y el único camino para crearlo son sus fuentes, la génesis para producir el derecho serio y garantista, y solamente así obtendremos el derecho que es, o que debe ser, y no el derecho que quiero que sea, que es lo mismo que del antojo, que por supuesto no es derecho. Cuando se crea derecho –nunca se inventa–, aseguramos para la vida social que nuestros destinos quedan en manos de la norma jurídica y no para depender de ellas, sino para protegernos por el imperio de su regulación y así nos libramos de aquellos que solo ven al derecho como instrumento para sus intereses. Ese es el sentido de la ley, es decir, regular la vida social produciendo resultados jurídicos y no resultados ideologizados. El derecho es ajeno a los actos empíricos, que son los del azar y, distintos de los actos fácticos que, como los de iure, son siempre derecho, porque su marco es la realidad juridizada. La imaginación siempre tiene límites y suele ponerlos la propia racionalidad. Así, no podríamos dar una ley para regular la vida de los fantasmas porque los fantasmas no existen, por lo menos para el derecho que comentamos. Tampoco se puede forzar el derecho o hacer lo que la ley no dice y esto último es muy grave porque se vuelve un recurso del que defiende sin derecho, que es lo mismo que la defensa del empírico. El derecho es una completa garantía para la vida social por eso hay que cuidarlo y protegerlo y no manosearlo como pasa últimamente diciendo lo que no dice o interpretando lo que no contiene. Todo lo contrario, afecta a la cientificidad del derecho. Será imperioso, finalmente, circunscribirse a la práctica propia de su ejercicio convencional porque esa será la regla más importante para la democracia de un Estado como el Perú.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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