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La reforma judicial que el Perú necesita

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Fecha Publicación: 21/02/2024 - 22:20
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Las pretensiones de reformar el sistema de Justicia desde los partidos políticos, nunca ha funcionado, y los cambios a la legislación que han incidido en la administración de Justicia, cuando han venido de las tiendas políticas del Congreso, casi siempre han tenido motivaciones y fines poco santos.

La mejor reforma judicial que ha conocido el Perú, se llevó a fines de los años 70, en que una Comisión de Reforma Judicial integrada por magistrados de intachable trayectoria y de sobresaliente capacidad intelectual, elaboraron un plan de reforma que ejecutaron con los mejores abogados, jueces y profesores universitarios que convocaron para tal fin.

Como nunca, se enfocó la cultura judicial, la metodología de razonamiento judicial, la formación de una mística por el cumplimiento de la ley y el logro superior de la Justicia, paralelamente se reformaron las normas legales aplicables a la administración de Justicia, y los juicios que demoraban de 30 a 40 años y muchas veces se heredaban, empezaron a resolverse en 3 a 4 años.

Ahora, pareciera que un fantasma de involución hubiera entrado a los escaños judiciales, donde poco importa que los juicios demoren 10, 20 o 30 años, y que luego de una larga agonía de injusticia, la Corte Suprema ya no quiere revisarlos porque está abarrotada de expedientes, y ha promovido una ley para que los casos confirmados en segunda instancia, ahí no más queden, no importando si la confirmación es una barbarie de atropello a la ley y una flagrante injusticia.

La reforma judicial que el Perú necesita es de orden moral, la que no pueden hacer los políticos del Congreso, porque no pueden evitar teñir todo lo que hacen con los intereses de sus partidos y de sus líderes procesados; es la reforma de los buenos jueces y fiscales, que los hay, los que son tan íntegros que no piensan en su beneficio al momento de plantear una medida de cambio, sino en el mejoramiento del servicio judicial en bien de la nación; son esos sacerdotes de la Justicia, los que pueden dirigir los cambios para poner término a las disfunciones judiciales y reorganizar el sistema de Justicia con criterio superior.

Reformar la estructura, la tecnología, los procesos, es tarea que puede llevar adelante cualquier buen gestor, pero reformar la Justicia tiene que ver con la capacidad de generar un impacto de cambio en la mente, el pensamiento, y la conciencia de los miembros del sistema de administración de Justicia, esa es la gran reforma judicial que el Perú necesita.

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