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La peligrosa OMS

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Fecha Publicación: 30/05/2020 - 21:30
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La Organización Mundial de la Salud, OMS, tiene su cuota de responsabilidad en la propagación del virus de Wuhan. Quienes critican la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de romper con esa agencia de la ONU deberían recordar los múltiples cuestionamientos que pesan sobre ella.

En 2014 la lentitud frente la epidemia de ébola en África desencadenó la muerte de más de once mil personas; en 2015 una investigación de la Iglesia católica de Kenia y el ministerio de Salud reveló que muchas mujeres vacunadas contra el tétano quedaron estériles. La Conferencia Episcopal keniana informó que 30% de las muestras recogidas durante la campaña promovida por la OMS y UNICEF contenía gonadotropina coriónica humana (hCG).

Este año la OMS ignoró la alerta del gobierno de Taiwán sobre el contagio de Covid-19, aferrándose a la versión del Partido Comunista de China: el 14 de enero tuiteó que el virus no se transmitía entre humanos, cuando el contagio de persona a persona se conocía desde el 7 de enero, según una grabación obtenida por la agencia Associated Press. La OMS fue cuestionada, además, por permitir que hasta mediados de febrero China impidiera el ingreso a Wuhan del primer grupo internacional de investigadores, y que recién el 11 de marzo declarara la emergencia sanitaria global, cuando ya los contagiados se contaban por miles en Europa. El anuncio de Trump del cierre de sus fronteras aéreas para vuelos desde y hacia China fue repudiado públicamente por la OMS, declarando que la medida era innecesaria.

La errática conducta de la agencia de salud de la ONU, encabezada por Tedros Adhanom Ghebreyesus, biólogo y político marxista de Etiopía, ha llevado al rompimiento de Estados Unidos con ella y a la anulación de los 450 millones de dólares anuales aportados por el gigante del norte (alrededor de 20% del presupuesto). La obediencia a Pekín ha dado frutos: los chinos le aportarán 2,500 millones de dólares por los próximos dos años.

Taiwán y Hong Kong han enfrentado la pandemia exitosamente. Con más de 23 millones de habitantes, Taiwán registra solo 442 casos y los fallecidos no llegan a los dos dígitos; lo mismo Hong Kong, que con siete millones de habitantes tiene diagnosticados poco más de mil casos y los muertos no llegan a la decena. La OMS no los toma como ejemplo por la censura del régimen chino que no reconoce a Taiwán como país independiente ni trata a Hong Kong como región administrativa especial.

La agencia de salud de la ONU es un peligroso actor político infiltrado de comunistas donde la ciencia, la salud y la verdad son lo de menos.