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La peligrosa asamblea constituyente

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Fecha Publicación: 03/05/2022 - 22:30
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El abogado Lucas Ghersi escueleó el último fin de semana al rojazo Duberlí Rodríguez, expresidente del Poder Judicial, en el debate que ambos sostuvieron en torno a la iniciativa del Gobierno de Pedro Castillo para cambiar la actual Constitución a través de la instalación de una asamblea constituyente. ¡Fue una paliza!

Los argumentos de Rodríguez son los mismos que repite el zurderío: que el Estado no debe seguir siendo un árbitro en el mercado, sino asumir el rol de empresario (a pesar de toda la corrupción que allí existe y de la experiencia nefasta vivida en el velascato), que la Carta Magna fue impuesta por la dictadura de Alberto Fujimori (pese a que la Constitución de 1993, en cuya redacción también participaron rojos, fue aprobada en referéndum), que la Constitución promueve monopolios (el exmagistrado confunde monopolios con oligopolios y omite que el verdadero problema son las estrictas barreras de ingreso; es decir, falta más libre mercado), entre otras bobadas que a diario repiten personajes como el corrupto Vladimir Cerrón y sus huestes.

Faltaría espacio aquí para enumerar todas las tonterías que escupió el doctor Duberlí, pero lo más importante es que admitió que la asamblea constituyente estaría por encima de todos los poderes del Estado. En simple: si este fuero, que costaría en plena crisis económica más de 450 millones de soles, logra establecerse, el Parlamento quedaría en la práctica disuelto.

Lo que pretende la administración de Castillo es enquistarse en el poder al permitir la reelección presidencial indefinida. Sucede que, si el profesor rural sale de Palacio de Gobierno, es harto probable que le dicten una prisión preventiva por todo lo que viene contando la lobista Karelim López, quien ha reiterado que el jefe de Estado es cabecilla de una organización criminal enquistada en el Ministerio de Transportes desde donde direccionaría contratos.

La solución al caos es que se largue Pedro Castillo. De ello no hay dudas. Y, si para conseguirlo los congresistas deben acompañarlo, pues que se vayan también. El adelanto de elecciones se perfila así como la alternativa más realista, pero antes el Legislativo debe aprobar el retorno a la bicameralidad y la reelección congresal.

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