La paz, derecho humano fundamental

Hace ya buenos años nuestro país está inundado de colectivos, activistas, ONGs, etc., que dicen defender los derechos humanos.

Al iniciar el milenio, los derechos humanos se relacionaron muy fuertemente y casi exclusivamente a las víctimas que la época del terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA dejaron. Así, se iniciaron los masivos juicios a los agentes del estado peruano, que en los años ochenta y noventa tuvieron que afrontar a la violencia de estos grupos que infundían el terror a través de sus actos. Voladuras de torres eléctricas, voladuras de hidroeléctricas, arrasamientos de poblaciones que no querían adherirse a su ideología, asesinatos selectivos, cobros de cupos por amenazas de muerte, secuestros inhumanos, cárceles del pueblo, etc.

Los que vivimos esa época de dolor y angustia no entendimos nunca la lógica de los juicios a los militares y policías que combatieron a los grupos terroristas.

¿Acaso no nos defendieron de los que querían destruir el país?, ¿acaso no lucharon porque el gobierno de turno les pidió que cumplan el deber patriótico de devolverle la paz a los peruanos? Entonces qué es lo que pasó en el camino.

Lo que sucedió fue que los derechos humanos se comenzaron a consumir según el que te los vendía. Así las cosas, únicamente se hablaba de los derechos de los vinculados a las ideologías de izquierda, si eras un agente del estado, por ejemplo, no tenías derechos, únicamente presunción de culpabilidad y obligaciones de reparar lo cometido. Jamás estas ONGs indagaron en las condiciones de salud mental y emocional en las que se enviaban a los efectivos a combatir durante décadas. Jamás les importó que el estado los usó como robots, no pensaron en su cansancio físico, emocional ni mental, mucho menos hicieron una medición de cuáles habían sido las secuelas que había dejado la guerra contra el terror en sus personas, como en sus familias.

Nunca se nos dijo a los ciudadanos peruanos que el derecho a la paz es tan importante como el derecho a la protesta. Que la violencia altera nuestro derecho fundamental a vivir en paz. Y que por ende, las instituciones en las que se apoya un Estado para velar por tal derecho fundamental como son las Fuerzas Armadas y la PNP, son imprescindibles y deben ser respetadas y apreciadas por los ciudadanos de bien.

En estos últimos meses, nuestro derecho a la paz ha sido violentado innumerables veces, a lo largo y ancho de nuestro país. Nuestro derecho a la paz, al libre tránsito, al trabajo, al desarrollo personal, a la integridad física, etc., han sido mil veces pisoteados por aquellos que defienden que únicamente SUS DERECHOS HUMANOS son válidos y deben ser respetados.

El gobierno tiene la obligación de denunciar la larga lista de derechos fundamentales que han sido vulnerados a la mayoría de los ciudadanos peruanos. Las víctimas mortales que ha dejado la vulneración a NUESTRO DERECHO A LA PAZ. Los líderes políticos deben velar por los derechos de los que reclamamos PAZ, sin avergonzarnos, sin dejarnos manipular.

Quieren que se respeten los derechos humanos, ¡perfecto!, ¡así debe ser! Pero los derechos de TODOS LOS PERUANOS, no únicamente de aquellos que incitan la violencia y la destrucción, violando el DERECHO A LA PAZ de un país entero.

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