La pasión de las “chalinas verdes”
Pienso, luego existo. Cuando pensamos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, lo primero que recordamos es la frase: “San Marcos, nido de inquietudes, plaza de victorias”. Las universidades significan ello, un espacio de formación académica y social. Dentro de esa formación social tenemos a la política. Y seamos sinceros, el porcentaje de alumnos de universidades públicas y privadas que participan en política es reducido; pero en algunas universidades se practica y difunde la política de “deseos personales” y “chalinitas verdes”.
La congresista Adriana Tudela, quien se abre paso en la representación de una derecha joven -algo desganada para mi gusto-, asistió, por invitación, a una conferencia en la Pontificia Universidad Católica del Perú para dialogar sobre la manoseada “crisis política del Perú”. Durante la presentación de la conferencia un grupo de feministas de izquierda a favor del aborto decidieron armar un show de “dignidad” y “lucha” mostrando las chalinas verdes -iguales a la de Susana Villarán- frente a los dos invitados, cuya reacción fue de silencio. Una reacción inteligente, pero poco hábil contra ideologías absurdas.
Las reacciones en las redes sociales apuntaron contra las activistas pro aborto y han sido acusadas de intentar boicotear la conferencia. Tengo noticias para ustedes: manifestar una posición de la manera en como lo hicieron las seguidoras de la chalina de Susana Villarán no califica como “intento de boicot”. No hemos escuchado ningún insulto, alguna arenga fanática con puños en alto o el grito desesperado sobre aborto seguro y gratuito. Ellas sólo mostraron una posición, en la que creen firmemente, de una manera diplomática. Y pudieron hacerlo ante el silencio cordial y sorprendido de Adriana Tudela, cuya posición ante el aborto legal es de total rechazo, porque hasta esta derecha es mucho más tolerante y democrática que el fanatismo progre y delicado de estos tiempos.
A esta nueva clase política que tiene una casi gruesa línea de conservadurismo le falta ser más “achorada” y menos bruta, es decir: situaciones como las presenciadas por la congresista Tudela que cuentan con la atención de un público ansioso de dar una opinión, merece una mejor reacción que el silencio. Eso merecía un acto de extrema tolerancia por parte de la representante del Congreso: “silencio, por favor, ellas están manifestando una posición de una forma alturada, este es un espacio político y se hace política”, eso habría dicho yo, si estaría en la misma posición.
Quizás no podamos cambiar la forma de pensar de nuestras amigas fanáticas de la chalina de Susana Villarán, pero sí podemos desnudar su ideología absurda, ganar el debate de símbolos y discurso, y usar el fanatismo de otros para el beneficio propio.
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