La OEA y la Carta Democrática Interamericana

La Carta Democrática Interamericana fue aprobada por la Asamblea General de la OEA realizada en Lima el 11 de septiembre del 2001 cuando se produjo el atentado terrorista contra la Torres Gemelas de Nueva York. Terrorismo y democracia son realidades incompatibles. El terrorismo debe ser combatido por los Estados democráticos de América con todos los medios a su alcance y el voto ciudadano es uno de ellos.
En las circunstancias que atravesamos debe tenerse en cuenta el Título V de la Carta Democrática Interamericana sobre las misiones de observación electoral. Tales misiones están en plena concordancia con los artículos 176 a 187 de la Constitución referidos al Sistema Electoral del Perú cuya finalidad es “asegurar que las votaciones traduzcan la expresión auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos; y que los escrutinios sean reflejo exacto y oportuno de la voluntad de elector expresado en las urnas por votación directa”.
¿Qué ocurre cuando los escrutinios no cumplen plenamente esa finalidad? En esa situación las misiones de observación electoral de la OEA asumen gran relevancia para el mantenimiento del régimen democrático en el Perú. Sin embargo, la misión observadora de la OEA no actuó a la altura de sus obligaciones particularmente en la segunda vuelta realizada el 6 de junio último. Tales misiones deben “realizarse de forma objetiva, imparcial y transparente y con la capacidad técnica apropiada”, conforme al artículo 24 de la Carta Democrática Interamericana. Desgraciadamente no fue así.
El evento social realizado con dos miembros de dicha misión observadora un día antes de la segunda vuelta en la casa del Dr. Jorge Rodríguez Vélez, integrante del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), demuestra que tal misión no actuó con la transparencia requerida. Un hecho de esa naturaleza infringe tanto la imparcialidad del JNE como de la misión observadora. Si a esa circunstancia le sumamos le declinación del Dr. Luis Arce Córdova, representante del Ministerio Público ante la JNE, que ha cuestionado públicamente la conducción del JNE por su presidente el Dr. Salas Arenas, la situación se complica aún más. Y peor aún si su reemplazante expresa públicamente sus dudas en cuanto a la validez de su integración al JNE.
Nos preguntamos qué hacer para que se respete el voto de todos los peruanos. El JNE debe tener a la vista el Padrón Electoral para determinar la validez de las impugnaciones, pero se niega a verlo. Esa negativa lleva a la necesidad que el gobierno peruano solicite a la OEA una auditoría electoral para llegar a la verdad. ¿Lo hará conforme al pedido de la candidata Keiko Fujimori? Si no lo hace tendremos una enorme sombra sobre la proclamación del candidato elegido.

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