La noticia son los pobres, pero…

Más de 600 mil personas ingresaron a la pobreza según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística. Se suman a los 9 millones de peruanos que están en esa penosa condición. Seres humanos que no se alimentan bien, que carecen de servicios básicos; sobreviven. El incremento de la pobreza lo provocó, básicamente, la asonada violentista de inicios del 2023. El turismo se desplomó y la economía se paralizó por meses. El gobierno de Pedro Castillo Terrones es el responsable de esta desgracia nacional.
Los programas sociales como Qali Warma (costoso, siempre cuestionado, el titular del Midis afrontará una interpelación) no solucionan la pobreza. Solo se logra con crecimiento económico y, valgan verdades, con el interés del gobierno por los pobres. Si preguntamos a los peruanos sobre los tres relojes de Dina Boluarte más del 50% estará informado. Serán muchos menos quienes estén al tanto de las arbitrariedades del Eficcop (Equipo especial de fiscales contra la corrupción del poder) y su policía política, Diviac. Solo un escaso grupo de ciudadanos conocerá el reciente y vergonzoso incremento de la pobreza en el Perú. Patético y preocupante. Los pobres están excluidos del pensamiento nacional. Son prácticamente invisibles.
La Presidenta Dina Boluarte tiene la posibilidad de ser proactiva en este acuciante tema. Cuenta con un buen ministro de Economía, conoce cabalmente su trabajo y tiene metas. Debería dejarlo actuar y no perderse en boberas, alterándose porque afirmó que el gobierno es débil. Boluarte tiene que ser mosca y dejarle hacer. Cosechará réditos. El destrabe de Chavimochic es un logro que hay que felicitar, pero tiene en la minería un tesoro dormido por aprovechar.
Parece que no la ve, que no sabe ser presidenta, pero ocupa el cargo y está obligada a activar la economía. También es cierto que Boluarte viene enfrentando el fuego cruzado de la política nacional, siempre cruel, siempre corta de vista. Sorteó los sucesos terroristas del 2023, toma de aeropuerto, quema de locales públicos, cierre de carreteras. Manuel Merino perdió la presidencia por menos y tenía bancada.
Además, ha tomado la sana decisión de desactivar a la policía de apoyo a Eficcop, liderado por la fiscal Marita Barreto, que tiene visos de la KGB. Barreto no puede pretender manejar al Ministerio Público y a la policía a su antojo, prohijando oscuros intereses. Se ha convertido en una dictadorzuela con el poder de meter a la cárcel a quien le da la gana. El policía Harvey Colchado, suspendido por su comando, es el cerebrito que arma, junto con Barreto, cada acción. Hemos entrado a un lío de pandillas que no tiene fin. Ayer detuvieron al hermanísimo, Nicanor Boluarte y al abogado de la presidenta de la República.
Falta saber quién escribe el libreto que quiere sacar a Boluarte de la presidencia. Varios han sido los detonantes que han activado la embestida lagarto-caviar: la no ratificación del jefe de ONPE, la desactivación de la policía de Eficcop, la investigación de Procuraduría a Alberto Otárola (se rumorea que habría filtrado información contra Boluarte a Eficcop). No es fácil gobernar así. Pero la Presidenta debe entender que los pobres no esperan, que tiene una persona solvente en el MEF en quien debe confiar. Cada decisión acertada es beneficiosa para los pobres y para su gobierno.

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