La necesidad de lo evidente: Inversión Privada
Tenemos alertas del poco crecimiento económico (0.8%), que la recuperación continúa, de proyecciones del 2,3% para el siguiente año (IPE, 2023), de la tendiente contracción de la inversión privada (BCR, 2023) y de frases alentadoras para atraerla, por lo que urge “pasar del dicho al hecho sin tanto trecho”.
La inversión privada es un componente esencial para el desarrollo de un país y, a continuación, brindaremos argumentos sólidos en defensa de esta afirmación, refutando las críticas, detractores y esclareciendo cómo la inversión se convierte en motor silencioso del progreso económico y social, tal como el padre de la economía moderna afirmó: “La riqueza de las naciones depende de la capacidad de sus ciudadanos para invertir y crear valor” (Smith, 1776).
Es común que surjan voces críticas en contra de la inversión privada, a menudo señalando su aparente falta de ética y compromiso con el bienestar público. Sin embargo, estas opiniones solo buscan airadamente designar a alguien como obstáculo para el desarrollo, dejando de lado la evidencia comprobada de que la inversión es una fuerza motriz que impulsa el crecimiento sostenible, en el sentido que además de crear riqueza, promueve la eficiencia y la innovación (Friedman, 1962).
También se suele leer que la inversión privada es egoísta, en la medida que se concentra en la búsqueda del beneficio propio, en lugar del social o colectivo. No obstante, esto ignora el fundamento de ella que es generar riqueza para todos, inversionistas, trabajadores directos e indirectos, Estado y sociedad en general, debiendo considerar además sus efectos indirectos mediante sus externalidades positivas.
Toda inversión privada tiene un impacto significativo en la calidad de vida de los ciudadanos. Lo logra al proporcionar bienes y servicios de calidad, ambos que contribuyen a elevar los estándares de vida. Todo está en el mercado y esta diversidad de elección permite a las personas satisfacer sus necesidades y deseos de manera más eficiente, de acuerdo con nuestros intereses, porque la propiedad privada y la inversión son fundamentales para la búsqueda de la felicidad y el bienestar (Locke, 1690).
En nuestro caso peruano, tenemos de reconocer nuestra naturaleza de inversores que, gracias a nuestra creatividad y capacidad de negocios, hemos llegado a ser el tercer país con mayor espíritu emprendedor (GEM, 2023). Esto es inversión privada y abre oportunidades para que miles, millones de personas prosperen.
Como dice nuestro reconocido economista en la obra “El Misterio del Capital”, la inversión privada y la propiedad son esenciales para la inclusión económica (de Soto, 2000). Es hora de sumar.
(*) Abogado, docente universitario, consultor legal
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