La miopía izquierdista
Un artículo escrito por Joshua J. Mark, aparecido en el año 2021, trata sobre lo que denomina “Las cuestiones modernas sobre la identidad de género y los derechos civiles de los miembros de la comunidad LGBTI”, refiriéndose a que constituyen un fenómeno relativamente reciente; tanto como lo son los términos homosexual y heterosexual. “En las sociedades antiguas”, escribió Mark, “no se distinguía entre parejas del mismo sexo y del sexo opuesto, ya que ambas eran igualmente aceptadas. Los términos «homosexual» y «heterosexual» son construcciones modernas del siglo XIX, acuñadas por el escritor austriaco Karl-Maria Kertbeny (1824-1882) en un folleto de 1869 en el que argumentaba contra la ley prusiana de sodomía, la misma que criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo. Kertbeny, un gay aún en el clóset, había perdido en su juventud a un amigo íntimo que se suicidó tras ser extorsionado por un chantajista que descubrió que era gay. Las obras posteriores de Kertbeny trataron de eliminar el estigma que pesaba sobre las relaciones homosexuales, que habitualmente eran consideradas como perversiones.”
El tema le interesó a la izquierda desde siempre, sabiendo que ella se retroalimenta de las cuestiones recónditas y contrafácticas que caracterizan a la especie humana. Aunque, en rigor, fue tras la caída del Muro de Berlín cuando la izquierda ensambló un concilio internacional soterrado, con el propósito de reinventarse en vista de que el comunismo -el gran jefe de las izquierdas- entró en crisis después de implosionar nada menos que en la URSS; y en el resto del planeta. En ese momento se desplomó el eje imperial totalitario, surgido tras la Revolución de los bolcheviques y socialistas revolucionarios de octubre 1917, tras un golpe de estado seguido de la instalación de una Asamblea Constituyente que luego fue desmantelada por la dictadura de Lenin. A resultas del disimulado concilio mundial de los comunistas, no les convenía acusar recibo de su fracaso delante del mundo tras la caída, sin resistencia alguna, de uno de sus símbolos más visibles del marxismo: el Muro de Berlín. Fue días después, que el presidente norteamericano Ronald Reagan le espetó públicamente a su homólogo ruso, Mijail Gorbachov, esta premonitoria frase: “Mr. Gorbachov, please tear down that wall” (Sr. Gorbachov, por favor tire abajo este muro) que, a partir del conciliábulo internacional del comunismo tras la caída del muro de Berlín, surgieron ideas truculentas lideradas por el simbólico gayismo, seguido de los derechos humanos y toda aquella parafernalia de conquistas sociales que incluyen el aborto, el unisexismo, las comunidades gays, lesbianas, bisexuales y/o transgénero; la defensa ecológica; los temas medioambientales, etc, formando parte de un programa ingenioso para captar a grupos vulnerables, deseosos del (nominal) proteccionismo comunista.
Así logró la izquierda entusiasmar nuevamente al público, adjudicándose conquistas sociales como las que hemos reseñado. Sin embargo, en ningún momento las izquierdas se han preocupado por preparar a su gente, capacitándola para gobernar apelando a la eficiencia y a la excelencia en el trabajo, preparando competentemente a sus cuadros profesionales. Craso error, que la identifica con el fracaso y la indolencia.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.