La mentira y el diablo
Durante la semana que termina, la noticia política ha sido la detención preventiva del expresidente Martín Vizcarra, cuya conducta política ha sido criticada por varios motivos. Desde su asunción —no elección— a la presidencia de la república, se le atribuyeron “mañas” para centralizar el poder, y de hecho lo hizo cuando cerró el Parlamento bajo una figura inconstitucional, con el fin de gobernar mediante decretos legislativos sin control del Congreso.
Luego, durante la pandemia, sus actos se interpretaron en medio de indicios de corrupción, gobernando con subsidios, anhelando el agradecimiento popular, y la cereza del pastel fue cuando se vacunó contra el coronavirus, junto con su esposa y un gran número de personas de su entorno, bajo el pretexto de que lo hacía valientemente, a manera de prueba.
El Congreso, producto de las nuevas elecciones, lo vacó bajo la causal de incapacidad moral, y este Congreso aprobó varias inhabilitaciones para ejercer cargos públicos. Sin embargo, él, a su estilo, siguió haciendo campaña electoral de manera perversa, haciendo creer a sus seguidores que podría postularse para la presidencia del país.
El Jurado Nacional de Elecciones emitió una resolución en la que sugería a las empresas encuestadoras no incluir su nombre en las preferencias electorales. Además, el día de su sentencia preliminar, dio dos discursos diferentes: por la mañana, afirmó que estaba seguro de que no sería encarcelado, y por la noche, tras conocerse su detención, difundió un video previamente grabado y difundido en su red social predilecta, TikTok, en el que manifestaba que ya sabía de la resolución de su detención preventiva y que inclusive estaba firmada.
Desde el análisis político, la actitud del señor Vizcarra puede interpretarse desde varias perspectivas, pero todas ellas descansan en la mentira y el engaño. Desde su desleal forma de asumir la presidencia, pasando por cerrar un parlamento de manera inconstitucional, inocularse la vacuna primero antes que la población, engañar a la población para hacerles creer que podía postular cuando sabía que no podía, y el video grabado antes de su detención, junto con sus declaraciones previas, muestran una personalidad peligrosa para quien pretende ejercer el poder.
La mentira, en relación con Juan 8:44: “El diablo es quien origina la mentira y la maldad, porque no conoce la verdad y siempre busca engañar”, se vuelve evidente en su comportamiento. La gracia divina y el Poder Judicial han hecho lo propio.
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