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La mariposa de Miley Cyrus

Fecha Publicación: 10/02/2024 - 20:20
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En el video la vemos cruzar un puente, un solitario paraje cubierta por ese traje dorado que dialoga con el calor de la urbe, con la congestión vehicular que no la desconcentra de su decisión de cantarse a sí misma, bailando más allá de la ciudad, de su smog, de todo aquello que no le es ajeno, pero que deja atrás con la convicción de quien necesita revitalizarse con el agua. Entonces se despoja del traje y se sumerge en la piscina en un acto de purificación o de reencuentro.

No necesita de nadie, ella puede comprarse flores, escribir su nombre en la arena, hablar horas consigo: ella sabe que puede amarse mejor.

Se lo dicen los árboles, las columnas de la casa, se lo dice la ducha, el armario, las estatuas, los sillones de la sala donde baila vestida de negro con la seguridad de un animal empoderado por su libertad. Eso es Miley Cyrus, una mujer que ha hecho de la libertad su pista de baile.

“Conozco la historia de un niño que anhelaba una mariposa como regalo de cumpleaños a quien sus padres le obsequiaron un cazamariposas. El niño hizo todos los esfuerzos para atrapar su mariposa, pero no pudo y se dio por vencido: arrojó el cazamariposas, la jaula, y se sentó sobre el suelo. De pronto la mariposa voló hacia él y se posó en su nariz. Flowers es mi mariposa”; narró Miley Cyrus ante los aplausos de Carol G, Billie Eillis, Taylor Swift, y una atenta Mariah Carey, en el momento de recibir su primer Grammy.

Desde pequeña tuvo claro quién quería ser. Por eso el éxito de la serie que protagonizó durante el 2006 al 2011, interpretando a una adolescente que llevaba una doble vida: Miley Stewart durante el día, y la estrella Hannah Montana en la noche.

Habría sido sencillo que continuara triunfando con el estilo Montana, pero Cyrus se la jugó con su interpretación de Wrecking Ball en los MTV Músic Award del 2013, rompiendo con la imagen Disney que la hizo popular. Lo que sigue fue la afirmación de una carrera cuya vida privada no está exenta de caídas y recuperaciones; y eso es lo que la constituye un ícono de su generación, de millones de inquietos adolescentes que corearon The Best Of Both Worlds, de jóvenes que vibraron con Bangerz, y de una legión de admiradoras que se identifican con Flowers, la canción que la puso en los corazones del mundo.

“Yo puedo comprarme flores, / escribir mi nombre en la arena, / hablar conmigo por horas, / ver cosas que tú no entiendas”, es la estrofa quizá más famosa de estos días, y está bien: es fundamental que todos tengamos claro que para ser feliz lo importante es no perdernos a nosotros mismos. El resto es anécdota, o metáfora, como la mariposa de Miley Cyrus.

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