La mano que mece la cuna
En los noventa, cuando se decía “terrorismo” con todas sus letras, se estrenó un thriller llamado ‘La mano que mece la cuna’. El título sirve para describir un trasfondo de acciones coordinadas, no improvisadas y menos desinteresadas de la violencia desatada en el Perú. Una mano nos mece a su antojo mientras el país llora como un bebé indefenso frente al desorden y la muerte. La mano que mece cuna es la que dirige el terror y se cuida de no ser descubierta. Sin embargo, a estas alturas, tiene información interna y externa de inteligencia para el control de las narrativas de los medios y de las turbas violentistas. Su retrato visible sería una War Room o sala de guerra, que suele estar conformada por pocos cerebros altamente informados, como fue la Banda de los Cuatro en China.
Resulta obvio que el terrorismo es un asunto estructurado más allá de los delitos vandálicos que tiene una cabeza inteligente, no torpe, ni golpista mamarracho. Piensa y actúa para encender las regiones. Jamás dialogará, pero sí desea la pobreza de la gente y afectar su trabajo. De eso se trató la destrucción de Ica y la toma de las carreteras para cobrar un peaje ilegal a los vehículos. Anunciaron a gritos su geo-estrategia que consiste en secuestrar por completo el acceso al sur, arruinar la producción estacional de la uva y generar miles de despidos de personas que provienen de las regiones andinas.
Para esta mano del terror, lo más fácil es prender la violencia en las zonas mineras porque le es rentable. Basta con mantener el sistema que asegure la proliferación del minero ilegal y éste tome las tierras mineras descubiertas por la exploración formal. Se trata de secuestrar a las operaciones de las multinacionales y quemar los equipos mineros de las comunidades proveedoras del formal. Todo un sistema de ONGs anti-mineras, ilegales, plantas de beneficio que les compran y federaciones que trabajan para ellos.
Tras el fracaso de la Toma de Lima, la mano del terror no se rindió y lanzó cortinas de humo, enviando su pequeña turba a cualquier potencial aliado del gobierno. Por ejemplo, Confiep pide paz social y a la mañana siguiente su turba. Lo mismo sucedió con la Embajada de USA, un día antes trascendió que el Comando Sur de USA nos propone donar el equipamiento militar de origen ruso para Ucrania, para que a cambio recibamos aviones, armamento y apoyo antiterrorista. Finalmente, siguen trayendo más protestantes a Lima desde el cono norte sin su pasaje de retorno.
La mano del terror propicia la desazón por desinformación. Las medios nacionales desinformaron sobre la visita del premier Otárola al Congreso para hacer presión por el adelanto de elecciones. Las autoridades de los países vecinos y los medios del extranjero prefieren ver barbaries y muertos. No comentan nada sobre el desabastecimiento premeditado por las carreteras bloqueadas que originan pérdidas por miles de millones de soles, el incendio de comisarías y locales del Poder Judicial y la Fiscalía, la destrucción de aeropuertos, el apedreamiento de ambulancias que causaron muertes de nonatos, la carbonización de un policía y cientos de ellos heridos.
La salida de Boluarte del gobierno traería caos y la mano que mece la cuna lo sabe. Si la presidente quiere quedarse, necesita firmeza más allá de declaraciones y pronunciamientos. Acciones directas contra las cabezas terroristas.
Fortalecer la inteligencia y la defensa de la vida de la PNP y FF.AA., aliarse con gremios y sectores populares que son más del 50% de la población, exhortar a la Fiscalía y al Poder Judicial para que encarcelen a los violentos y no los dejen salir libres, así como controlar nuestras fronteras para impedir el acceso de lo ilegal.