La mafia caviar
El título de este artículo modifica el de otros dos que he publicado en el curso de los últimos 20 años haciendo un seguimiento de la caviarada peruana que, en su zigzagueante y corrupta trayectoria, me llevó a hablar inversamente de una “democracia caviar” tratando de explicar los alcances de su hipócrita concepción del sistema político existente, con serias pero corregibles deficiencias, en nuestra Patria.
El debate sobre la Junta Nacional de Justicia (JNJ), manejada aunque no íntegramente constituida por caviares, y la desesperada defensa de estos frente a las irrebatibles “causas graves” que ameritan su pronta destitución, ha puesto una vez mas en evidencia su vocación dictatorial ,absoluta prescindencia de escrúpulos en la defensa de sus oscuros intereses económicos y políticos y el grado de manipulación al que pueden llegar con quienes los acompañan en sus funciones, aunque no necesariamente concuerden con sus ideas, para arrastrarlos como socios de sus inaceptables designios.
En el curso de los enfrentamientos que he tenido con esta fauna polivalente he podido apreciar como siguen al pie de la letra las frases de Lenin que afirma que “rechazar transacciones a causa de principios es pueril” y, a mayor abundamiento, que los marxistas leninistas deben saber “combinar la más estricta lealtad a las ideas del comunismo con la habilidad para hacer todos los acomodos prácticos: virar, hacer acuerdos, zigzags, retrocesos y así por el estilo”.
Lo que pasa es que los caviares, a fuerza de acomodarse, se han convertido en un lobby que, bajo la careta de la defensa de la democracia y los Derechos Humanos cuando en realidad protegen a los sectores más radicales y violentistas de la izquierda totalitaria, actúa dentro de un evidente aburguesamiento -para usar términos marxistas- que les permite constituirse en una eficiente quinta columna empeñada en obtener cada vez más poder.
Ahora resulta que destituir a los integrantes de la JNJ implica nada menos que un “golpe de Estado” y que dejar de presentar su informe anual durante dos años es sólo una falta leve y, por supuesto, la interpretación inconstitucional que ellos hacen de la norma que fija un límite de edad 75 años para integrar este importante organismo no resiste el menor análisis y el hecho de que salgan a defender públicamente a una cuestionada ex Fiscal de la Nación -ellos que quitan y ponen jueces- no les resta idoneidad e imparcialidad.
Saben por qué en el circuito caviar todo vale.
(*) Presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por la Paz
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