La libertad de expresión no es agravio
La libertad de expresión es un derecho fundamental de las personas, en tanto que se goza y se ejerce en sociedad, necesitando para ello expresar sus ideas y pensamientos. Es por ello que están protegidas la expresión de las ideas políticas —mediante la palabra oral, escrita o las acciones—, las opiniones libremente emitidas a través de diversos medios y sobre los más diversos temas, las publicaciones en las redes sociales, los blogs, las columnas de opinión publicadas en los medios de comunicación impresos o digitales y las expresiones artísticas —cuadros, música, teatro, cine, televisión—, en tanto representan o expresan un mensaje o discurso.
La libertad de expresión no protege declaraciones que tengan por objeto denigrar a la persona; eso es libertinaje y vileza. Por ello, el insulto, el agravio, no están protegidos por la libertad de expresión, por cuanto el fin supremo de la sociedad y del Estado, así como el reconocimiento y ejercicio de los derechos fundamentales, consiste en la protección y optimización de la dignidad de la persona. Por ello, no existe un derecho al denuesto, a la burla, a denigrar.
La libertad de pensamiento como derecho subjetivo importa la posibilidad de tener juicios de valor, opiniones, ideas, sobre cualquier asunto que resulte de interés, sin ningún tipo de limitaciones. Cuando ese pensamiento se comunica a terceros se ejerce la libertad de expresión, que goza de protección. Por ello se prohíbe todo tipo de censura previa a la emisión del mensaje, lo que no obsta la imposición de responsabilidades ulteriores si es que el discurso emitido lesiona algún otro derecho o bien constitucional, como podría ser el honor o la intimidad de terceros.
La emisión del mensaje, sobre todo por redes sociales, no debe lesionar los derechos de terceros u otros bienes constitucionales; se puede criticar, pero con educación, con clase y no con infamia; el discurso de odio no tiene cabida en mi Facebook, no lo voy a tolerar, simplemente bloqueo y elimino. ¡Respetos guardan respetos! Mi derecho llega hasta donde comienza el derecho ajeno, mi libertad de expresión tiene un límite que me impide convertir mis redes sociales en instrumentos ofensivos de NNs (persona desconocida de la que no se tiene ningún dato o se ampara en el anonimato).
Las redes sociales son un espacio crucial para la libertad de prensa, permitiendo la búsqueda y difusión de información, pero también presentan desafíos significativos al generar conflictos con otros derechos, la desinformación y el discurso de odio. Si bien las plataformas digitales amplían las posibilidades de expresión, la libertad no es absoluta y debe equilibrarse con la necesidad de proteger el honor, la intimidad y la seguridad.
La regulación de estos espacios digitales es un reto complejo que requiere la aplicación de estándares internacionales para proteger a los usuarios y garantizar un ecosistema digital basado en los derechos humanos, tal como promueve la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
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