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La Ley SB4 de Texas sobre migración irregular es discriminatoria

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Fecha Publicación: 19/03/2024 - 21:30
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La migración –junto a la trata de personas– es el fenómeno de mayor vulnerabilidad de la sociedad internacional contemporánea. Esta es una premisa que nunca debemos perder de vista y mucho menos debemos ignorar, si acaso resulta perjudicial para quienes lo dejan todo, partiendo desde sus lugares de origen hacia los destinos que han asumido como espacios para su realización personal. La migración que llega a los Estados Unidos de América no es un secreto que proviene, en su inmensa mayoría, de América Latina a través de México. Las medidas que ha venido adoptando la Casa Blanca tienen carácter soberano y francamente poco se puede hacer o decir, por ejemplo, cuando la administración de Donald Trump, decidió levantar un muro para detener la migración masiva, principalmente centroamericana. Esa es una dura y penosa realidad sobre la que, reitero, poco se puede hacer y debo en este punto ser coherente con la defensa que siempre hago del sistema westfaliano sobre las fronteras que prioriza el referido derecho de soberanía del Estado al derecho de libre tránsito propio de la migración internacional como pretendía superponer el Pacto de Marrakech de 2018. Pero distinta y distante es la medida decidida por el gobernador del Estado de Texas, llamada Ley SB4, que permite la detención inmediata y sin más causa que la apariencia física del sospechoso para luego llevar adelante el proceso de su deportación. En nuestro país configuraría un acto abusivo si detuviéramos a todos aquellos que tengan, por ejemplo, pronunciación y entonación (dejo) de extranjeros, seguramente venezolano, para justificar su deportación. Eso jamás debe hacerse y no se trata de una colisión con la referida soberanía del Estado, si no de una medida completamente discriminatoria y arbitraria, que impacta negativamente con los derechos humanos que son superiores a la ley como la cuestionada SB4 de Texas.

Las drásticas medidas que se adoptan respecto de los migrantes, deben ir direccionadas hacia los malos foráneos, es decir, hacia aquellos que no merecen permanecer un solo instante más en el territorio del país por su grave inconducta. La referida ley estadounidense, harto promovida por el gobernador de Texas, Greg Abbott, por fin encontró la luz verde que buscaba, y que, por medidas judiciales y procesales en el camino, fue temporalmente frustrada. Los estereotipos o la apariencia física como factor fundamental para decidir la detención de una persona –en el Perú no usamos el término arresto–, creyéndola inmigrante irregular, es decir, indocumentada o ilegal, retrotrae o involuciona a los estadounidenses y sobre todo, a sus autoridades, en el desarrollo de los derechos humanos, hasta los tiempos en que la vida social se conducía por las externalidades y las formas, propias de la idea de superioridad, racismo, frivolidad, indiferencia e ignorancia. Los que deben ser detenidos, deportados o expulsados son aquellos que realmente se pongan en una circunstancia marginal con el país que le dio acogida. Cuidado con las injusticias para con un amplio sector de migrantes que han sido el enorme soporte de la economía estadounidense de los últimos tiempos, y que solo cultivan los resentimientos. Aun cuando siempre he destacado la hegemonía de los Estados Unidos de América en el sistema internacional, no puedo soslayar la tremenda verdad que sostiene que Washington no se encuentra en un momento de su vida internacional como para seguir mirando a América Latina como su patio trasero. Todo lo que Washington pierde, China lo gana. ¡Cuidado con eso!, y esto último lo abordaré en otra columna. Es verdad que la ley SB4 no refleja la posición del Estado mismo, pues en los últimos días han prosperado una diversidad de planteamientos estadounidenses que han criticado la medida en Texas y eso también hay que destacarlo.

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