La justicia a través del tiempo
Desde los perspicaces pensamientos de la antigüedad hasta los brillantes criterios contemporáneos, hemos dedicado nuestra atención a la virtud de la justicia. Nos hemos esforzado por conceptualizarla, comprenderla y, como si se tratara de una metáfora, la hemos enfocado como esa lejana estrella que siempre buscamos alcanzar.
Comencemos nuestro viaje en la antigua Grecia, donde en “La República” (Platón, 380 a.C.), se planteó la justicia como armonía y equilibrio en el alma individual y en la sociedad. Con su visión idealista, estableció la premisa de que la justicia está intrínsecamente ligada a la sabiduría y a la búsqueda de un orden superior. No podemos pasar por alto la alegoría de la caverna, que nos insta a cuestionar las sombras de la percepción y a buscar la verdad que subyace en la realidad.
Avanzamos en el tiempo hasta “Ética a Nicómaco” (Aristóteles, 350 a.C.), de la cual extraemos que la justicia es un principio que impulsa la distribución equitativa de bienes (justicia distributiva) y la corrección de desigualdades (justicia correctiva), bajo estándares de proporcionalidad y en relación con la vida virtuosa y ética.
Siguiendo varios siglos después, nos sumergimos en la “Crítica de la Razón Práctica” (Kant, 1788), donde la justicia toma una perspectiva diferente, siendo la aplicación de principios morales universales. El “imperativo categórico” exige que actuemos de manera que nuestra acción pueda convertirse en una ley universal sin contradicciones, basados siempre en la racionalidad humana.
En el siglo pasado, encontramos diversas ideas sobre la justicia. En “Teoría de la Justicia” (Rawls, 1971) postula la justicia como equidad, mientras que en “Desarrollo y Libertad” (Sen, 1999) se precisa que la justicia es la expansión de las libertades individuales.
La justicia, como vemos, presenta diversas tonalidades y perspectivas. Esto surge inevitablemente al intentar conceptualizar un término abstracto y complejo, cada época y lugar aportando matices individuales. Sin embargo, encontramos similitudes que se basan en el actuar con la razón, proporcionalidad, equidad, imparcialidad y tratamiento adecuado para cada contexto temporal y geográfico. Lo que fue considerado justo en un lugar y momento determinado es más probable que no lo sea en otro.Es
crucial recordar que la justicia como virtud es invariable, mientras que como valor es variable, ya que este último se sustenta en la apreciación individual que cada uno tiene sobre determinado hecho o actuar, recurriendo al criterio ético.
En estos tiempos actuales de gran inestabilidad, recordemos la sabia afirmación de Montesquieu (1689-1755): “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”.
Abogado, docente universitario, consultor legal
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