La Justicia 4.0
Inspirada en la Revolución Industrial 4.0 (que fuera oficialmente presentada en la ciudad alemana de Hannover en el 2013), se establece una nueva era para el sistema judicial denominada la “Justicia 4.0”, marcada por la integración de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA), el big data, la automatización de procesos y la digitalización de expedientes. Con este paradigma se busca modernizar los sistemas de justicia para hacerlos más eficientes, accesibles, transparentes y centrados en el ciudadano.
No solo se trata de digitalización de expedientes judiciales y tramitación electrónica**,** (faltaba coma) debe considerarse también a las audiencias virtuales, la automatización de procesos, la asistencia jurídica utilizando la IA, la interoperabilidad con otros organismos estatales, el acceso a la justicia en línea a través de portales ciudadanos, chatbots legales y el uso de algoritmos que analizan grandes volúmenes de datos judiciales para anticipar resultados probables o facilitar decisiones basadas en precedentes.
La transformación de la justicia en una versión automatizada incorpora mecanismos que reducen la intervención humana en tareas repetitivas y de baja complejidad, sin que ello implique comprometer el debido proceso ni los principios fundamentales del derecho.
Existen algunos ejemplos como Estonia, uno de los países más avanzados de Europa con la implementación de juzgados digitales y resoluciones automáticas de disputas menores; Brasil con el uso del sistema “Víctor” para apoyar el análisis de las resoluciones de la Corte Suprema y que**,** de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de los Andes (Colombia), tendría un 90,34 % (corregido el signo decimal y el espacio porcentual según la norma del español) de precisión en la clasificación de recursos; o Reino Unido con la implementación de tribunales online (anglicismo escrito como una sola palabra si se decide no traducir) para disputas menores.
Esta transformación tiene sus beneficios, especialmente en la reducción de tiempos procesales, descongestión de juzgados, mayor transparencia y trazabilidad, reducción del error humano en trámites mecánicos y acceso más democrático al sistema de justicia.
Sin embargo, también existen serios desafíos**,** (coma necesaria) se consideran como tales: los sesgos algorítmicos que pueden perpetuar desigualdades si los datos de entrenamiento contienen prejuicios; la falta de transparencia algorítmica**,** esto es, la dificultad para explicar cómo se toman ciertas decisiones automatizadas; la protección de datos personales, especialmente en sistemas que procesan información sensible; y la deshumanización del proceso judicial, es decir, el riesgo de sacrificar la empatía y el juicio contextual.
Se ha sostenido que una Justicia 4.0 no busca reemplazar al ser humano, sino fortalecer sus capacidades y optimizar recursos. Es una evolución inevitable y necesaria para una realidad que requiere inmediatez, eficiencia y acceso equitativo a la justicia.
En el Perú tenemos algunos avances; sin embargo, la implementación debe hacerse con cuidado, garantizando que la tecnología esté al servicio de la justicia, y la decisión del caso sea siempre humana, observando las particularidades del caso y tomando en cuenta las implicaciones legales, sociales y éticas.
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.