La incapaz del 5 % que gobierna a millones de peruanos

En un mundo competitivo el talento humano busca ser eficiente y productivo y usualmente es protegido e incentivado por los diferentes Estados, corporaciones o empresas, su valía profesional los convierte en activos y fortalezas de toda gestión, estos colaboradores cualificados usualmente rechazan el conformismo y la mediocridad, poseen proyecciones audaces y aspiraciones elevadas, les espera un universo de oportunidades laborales y un crecimiento socioeconómico extraordinario.

Los peruanos, en cambio, tenemos un patrón mental, un tipo de crianza, educación y cultura para que en todo lo que hagamos apliquemos la ley del menor esfuerzo, hemos crecido infectados de improductividad, desidia, chismes, envidias, ociosidad, y una inercia cínica con la corrupción, pasando por agua tibia al pendejo o pendeja que se aprovecha del cargo público o con los “chantajistas fácticos”, que se enriquecen corruptamente “a lo Gorriti” y ridiculizamos despiadadamente al monse que no lo hace, nos conformamos con la menudencia de mujeres y hombres con mandatos supremos que descaradamente se zurran en su incapacidad e impunidad y tienen la concha de volver a pedir que confíes en ellos por ser un pueblo ignorante y desmemoriado y contumazmente seguimos purgando su corrupción manteniéndolos vigentes con un abanico grosero de oportunidades infinitas por ser un pueblo encubridor que engendra, arropa y alimenta a esta especie envenenada de politiqueros bribones.

Ejemplo, Dina Ercilia Boluarte Zegarra en el pináculo del poder dirigiendo la vida de más de 33 millones de peruanos y venezolanos y gobierna con el 5% de aprobación y en caída libre, tiene el menor respaldo desde 1980, ese 5% representa la repugnancia y rechazo nacional a su mandato por incapaz y asesina (muertos y olvidados por su Gobierno con la más abominable impunidad), en el Sur un 3% es el dígito que admite su permanencia en Palacio, la población ya está harta, defraudada, enfurecida, pero injustificadamente tolerante, los peruanos reaccionan con una indignación postiza, de los dientes para afuera, pero continúan aguantando más desempleo, pobreza y delincuencia, nada de estas desgracias espolea una reacción peruana corajuda, aceptamos sumisos y arrodillados estos azotes.

Otro ejemplo que abona a ese remordimiento genuflexo es el lagarto Martín Vizcarra, se convirtió en el más despreciable de los sepultureros, logró el récord de ser el país con la mayor tasa de muertos por habitantes gracias a sus cuarentenas homicidas, más de 300,000 fallecidos; sin embargo, las lágrimas del duelo se secaron, el sufrimiento por el alejamiento perpetuo de un ser querido fue superado y hoy estamos listos para canjear con esa blandura vergonzosa la resurrección por el olvido, mientras el lagarto se sigue alistando para volver a un pueblo confiado, sin memoria y sin sanción que cándidamente cree que ese reptil ya se rehabilitó.

El Perú necesita que recuperemos nuestra grandeza, que recordemos la fuerza de nuestro linaje, que desterremos el pacto infame de hablar a media voz, que nos resistamos a convertirnos en una nación de cobardes y borregos, que recobremos el poder de nuestra civilidad, que separemos la paja del trigo, no podremos lograrlo si los corruptos y los podridos continúan blindados en posiciones en las que siguen siendo unos fabricantes de miseria, corrupción y pobreza, ejemplo el Congreso de delincuentes y comechados le han dado permiso a la Sra. Rolex para que viaje a China acompañada de su 5%.

He dicho.

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