La ideología de género
Según el periódico Correo, a través de la oenege Asociación para el Mejoramiento de la Educación Básica en Piura, Jaime Ernesto Márquez Calvo, esposo de la ministra de Educación Flor Pablo Medina, realizó una consultoría titulada “Fortalecimiento de los gobiernos regionales para el desarrollo social y económico en el norte del Perú”, que costó la friolera de US$6´452,423 y estuvo financiada por una ONG trasnacional de nombre Global Affaires Canada.
Entre sus objetivos estuvo “mejorar la capacidad de los gobiernos regionales de la planificación sensible al género y articulada con los niveles de gobierno nacional y local”. La consultoría precisa que se trata de un trabajo de “enfoque de género” bajo el modelo de la “transversalidad”. Toda una terminología obviamente encriptada que sirve para disfrazar de “igualdad de oportunidades” a ideas extranjerizantes que lindan más bien con la transfiguración sexual de la raza humana.
Pero leamos cómo describe Unicef –el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas, la Meca de la cultura progre- al estrambótico enfoque de género.
“El sexo apunta a las características psicológicas y sexuales con que nacen mujeres y hombres. Entre tanto el género se refiere a las ideas, las normas y comportamientos establecidos por la sociedad para cada sexo, y al valor y significado que se les asigna, asegurándose de no reproducir normas o conductas discriminatorias y, más bien, de intervenir, cambiar y superar los obstáculos existentes para conseguir así la igualdad de género.”
Ocurre que mediante semejante trabalenguas -que Unicef intenta pasar de contrabando- el sexo dejaría de ser el sello natural que defina quiénes son hombres y mujeres en este planeta. En adelante, apelando a una seudo superioridad estos pretenciosos exégetas de la creación del universo se permitirán afirmar, Urbi et Orbi, que la especie humana “crea” su propio género a partir de interpretar “determinadas ideas y comportamientos que establece la sociedad”.
¿Se referirán acaso a alguna opción sexual que procura situarse hegemónicamente a base de manipular a una sociedad en descomposición? Alegan que para lograrlo –vale decir, para superar los “obstáculos” que les impiden alcanzar la tan ansiada “igualdad” entre hombres y mujeres- se debe imponer el recurso del enfoque de género como instrumento compulsivo que les permita eliminar todo rezago “discriminador”. ¿Tal vez convertir al hombre en mujer y viceversa?
Existe pues una segunda intención tras el llamado enfoque (mas bien ideología) de género que auspicia Unicef; es decir Naciones Unidas. Porque no solamente se trata de inculcar la indiscutible paridad y homologación entre hombre y mujer estableciendo que ambos tienen los mismísimos deberes y derechos ante la sociedad. No, amable lector.
Detrás de la terminología codificada que usa Unicef para vendernos un tranvía lo que busca es “intervenir, cambiar y superar los obstáculos existentes” para trocar la manera tradicional de definir al hombre y a la mujer –según el sexo de cada cual- reemplazándola por la fórmula artificial y contra natura del “enfoque de género”, que busca definirlos a partir de compulsar algunas “sensaciones, conductas y arquetipos” que, sostienen, habría establecido esta sociedad postmodernista.