La huella de carbono en los videojuegos
Muchas de nuestras actividades, como jugar videojuegos, impactan en el ambiente porque demandan gran cantidad de energía, generando emisiones de gases de efecto invernadero y residuos electrónicos contaminantes como las pantallas y consolas.
Según expertos, la industria de videojuegos es mucho más grande que las del cine y la música. Un informe del programa de la UN Playing for the Planet (2023) para los videojuegos, indica que existen más de 3,000 millones de jugadores en línea o usando consolas en sus casas en el mundo e invierten unos US$ 140,000 millones en juegos al año.
La industria gamer tiene un gran impacto climático y ambiental. Su huella de carbono se genera a lo largo de toda la cadena de producción con la fabricación de las consolas, cascos y mandos; también consumen energía y datos para programar los juegos y ocurre el descarte de los equipos cuando aparece un nuevo modelo, indicó el director de The Carbon Sink.
El hecho de desechar o reemplazar cada cinco años los equipos contribuye al calentamiento global y la generación de residuos electrónicos altamente contaminantes, porque contienen plomo, mercurio, níquel y cadmio. Se sabe que apenas se logra reciclar un 20% y, según proyecciones, para el 2050 alcanzarán los 120 millones de toneladas en el planeta.
Tanto jugadores como proveedores deben considerar el impacto al planeta, por ello se recomienda el uso de servidores basados en energías renovables o carbono neutrales; diseñar estrategias de economía circular que disminuyan los desechos electrónicos, que eduquen al usuario, programas de recompra, recuperación y reciclaje. Implementar en sus plataformas juegos que generen conciencia.
En ese camino se ubican los gigantes del sector Fortnite, Minecraft, Call of Duty y Halo, que vienen implementando cambios para reducir el consumo de energía sin reducir la experiencia valorada por sus usuarios. Siguen la ruta Xbox y PlayStation, que renovaron sus consolas para minimizar el consumo durante el tiempo de inactividad. Por su parte, Xbox programó las actualizaciones de software para momentos en que la red eléctrica local tenga mayor disponibilidad de energía renovable.
Los usuarios también pueden contribuir a que no se genere la huella de carbono, por ejemplo, al apagar sus programas de juego cuando no los usen; tener o descargar juegos solo si realmente los van a utilizar y eliminar aquellos que no se emplean con frecuencia. De esa manera, hacen un uso eficiente del espacio en el servidor o la consola.
La responsabilidad para que la diversión y emoción que ofrecen los videojuegos no impacte en el planeta depende de todos. Así como existen políticas estatales que incentiven el recojo y reciclaje de los residuos electrónicos.
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