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La hora maldita

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Fecha Publicación: 03/07/2024 - 20:10
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Nos hemos quedado a mitad del camino. No sabemos si vamos a seguir o debemos girar y mirar atrás, quizás con el único cometido de evaluar todo lo que no debió hacerse y que por diversos factores, intereses y caprichos, han dejado como conclusión este desastre que ha sido la Copa América, que con enfado nos ha hecho ver otra vez cuán mal está el fútbol peruano.

Encima de todo lo negativo que deja su huella de infelicidad en la afición, debemos soportar a un técnico desaforado, fuera de sí, incapaz de tener pensamientos coherentes como cuando lanza elogios para ponderar con frescura lo hecho en Estados Unidos, es decir, frases ridículas y propias de un aprendiz y no de un recorrido entrenador con tantísimos años de experiencia.

Aquello del “basurero” me parece que podría jugarse el titularato de la insensatez y el desprecio junto al “ratoneo” de uno de sus colegas y de la misma nacionalidad.
Daría la impresión que hubiera una competencia para saber quién suma más desatinos, como cuando escuchamos peroratas elogiando a jugadores luego de perder un partido no ofreciendo ni siquiera un asomo de lo que podrían exhibir muchísimas veces. Gentes incapaces de admitir que su equipo está muy por debajo de lo que pretende y cuyo infame resultado no sólo responde a la propia conducción sino a una convocatoria de ciertos liquidados.

Al margen de esa organización que parece ser de utilería, que se desploma por todas partes, donde el jerárquico es inexistente, donde no se aparece para poner paños fríos y llamar al orden, metidos en una circunstancia tan vapuleada como la que vivimos y que se pretende dejar pasar como si estuviéramos en el camino correcto. Existe acaso la dirigencia en la FPF, nos preguntamos.

Por añadidura es el común denominador de la etapa previa que vivíamos camino a la Copa América, porque nunca se tuvo rumbo ni esperanzas más allá de alguna arenga de los protagonistas vendiendo chances que estaban sólo en la imaginación de un comando técnico sin norte.

Jamás tuvimos la menor esperanza y una ínfima satisfacción que podríamos salir del letargo y llegar a la Copa América con mejores opciones cuando veíamos que se insistía en sistemas para “revolucionar” el fútbol peruano que históricamente no han tenido cabida y que probablemente desacomodó a ciertos jugadores no habituados a aquel.

O en todo caso, nunca, por lo menos en los últimos años, un comando técnico tuvo tantos días a los convocados como para hacerse entender lo que se quería, alejados de las exigencias del torneo local y dedicados a escuchar y digerir la responsabilidad de defender los colores nacionales, tratando de hacerse fuertes en tierras estadounidenses y luego reverdecer a contramano las muy exigentes eliminatorias que se avecinan marcando el fin de muchos, incluyendo el comando técnico.

Ha sido una experiencia ciertamente negativa esta la primera salida al ruedo de Fossati como DT de Perú.

Uno mira alrededor del continente y se percata que Néstor Lorenzo, a quien tuvimos a mano en el FC Melgar, pudo ser la propuesta. El argentino lleva a Colombia a un lugar de privilegio. Venezuela que apuesta por la renovación plena es otro caso hoy emblemático porque sus números no son espejismos.

Mientras tanto nosotros soportando las necedades de leer y escuchar teorías de un montón de gentes que deberían desprenderse de fanatismo y llenarse de objetividad, porque necesitamos copiar lo bueno, acaso propiciar valores jóvenes como única alternativa en esta hora maldita.
Y lo más importante. No vendernos humo.

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