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La hora final (II)

Fecha Publicación: 02/07/2020 - 00:00
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Es por esto que, por momentos, la cinta tiene un ritmo muy lento, soso; sin embargo, de a pocos el juego se desarrolla y de esta forma se va desplegando un argumento notable que contiene además los nada sencillos conflictos íntimos de los personajes, todo esto en medio de los numerosos operativos de la unidad policial ya mencionada.

Lo de Pietro Sibille interpretando a Carlos Zambrano me ha parecido fascinante y su cota actoral se acerca bastante a lo hecho en Días de Santiago (otra notable cinta). Desde un principio llama mucho la atención lo obsesionado que se encuentra este personaje por cumplir la misión que se ha trazado. Por ejemplo (apenas empezado el filme), ocasiona un accidente en coche porque lo distrae una noticia que escucha en la radio. Asimismo, las paredes de la habitación en la que duerme están decoradas por un árbol genealógico criminal en donde solo falta aquel fantasma que lidera una revolución en el Perú.

En su búsqueda lo acompaña Gabriela Coronado, quien antes de ser integrante del GEIN fue enfermera (es necesario decir que el trabajo hecho por Nidia Bermejo para encarnar a este personaje es también excelente). Hay un dilema que ella debe enfrentar y que quizá sea el punto más sensible y mejor logrado de la película.

La hora final no es un largometraje difícil para el espectador común (la trama obedece a un tiempo lineal y se toma algunas licencias necesarias para insertar la ficción dentro de lo sucedido), pero lo que resultó difícil (intuyo) fue distribuir todos los ingredientes de tal forma que la consecuencia sea una cinta a la que no se le puede objetar nada. Una película muy exportable.

No obstante, si nos ponemos quisquillosos y exigentes, podemos decir que El evangelio de la carne sigue representando el punto más alto en la filmografía de Eduardo Mendoza de Echave (recuerdo que cuando la vi en cine, hace muchos años ya, la gente se puso de pie para aplaudirla). La diferencia es que La hora final apareció en un contexto político y social que le favorecía mucho y, por si fuera poco, tuvo un estreno en más de ochenta salas en todo el país. Su éxito quizá no dependía tanto de la calidad del producto artístico en sí, sino más bien de condicionantes externos. Aun así, esta es una película que yo recomendaría sin más dilaciones. El final me quebró.