La historia es la justicia en acción
Hace casi doscientos años la independencia era el sueño justo de los peruanos. Mariano Melgar, auditor de Guerra, siempre lo supo y por eso, en marzo de 1815, frente al pelotón de fusilamiento, cuando los realistas intentaron quebrar su valentía y honor, ofreciéndole una venda para sus ojos, exclamó con total convicción: “¡Cubran sus ojos ustedes, porque serán quienes necesiten misericordia, pues América será libre en menos de diez años”. La justicia que ejerce la historia sobre las causas grandes y nobles dio su veredicto con años de anticipación: el 28 de julio de 1821, cuando don José de San Martín proclamó nuestra independencia.
Melgar fue un gran literato, pero también un hombre de Derecho, la justicia y la libertad eran sus ideales. Por eso se unió a Pumacahua para luchar por la independencia y, en razón de esa formación y conocimiento de las leyes, además de ser un combatiente, con el grado de teniente de artillería, ejerció el papel de auditor de guerra. Era el hombre que en el campo de batalla asistía al comandante en la tarea de imponer el orden y la disciplina en las tropas, sancionando las faltas que atentan contra la misión, entre ellas la cobardía y la traición que pueden surgir en una milicia.
Por ello, los integrantes del Cuerpo Jurídico Militar nos sentimos herederos de su mística por la práctica del Derecho, en concordancia con la misión que nos ha asignado la Constitución, y nos enorgullece contar entre nuestros modelos y emblemas morales con héroes de la talla de Melgar.
Otro personaje, estrechamente vinculado con el sello final de nuestra independencia y, además, entrañable para el derecho peruano, y para la justicia militar en particular, es don José Gálvez Egúsquiza.
Un gran abogado y político, un patriota vehemente de la joven patria peruana, empeñado en sembrar las bases constitucionales de un país libre y moderno. Fue decano del Ilustre Colegio de Abogados de Lima, presidente de la Convención Nacional (Congreso Constituyente), Decano de la antigua Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Un gran peruano que influyó en la vida política con decencia y que al ser llamado para asumir la función de ministro de Guerra, ante el peligro de hostilidades navales con España, se puso el uniforme, con el grado de coronel, y dirigió personalmente la defensa del Callao. Murió heroicamente en el Torreón de la Merced y una vez más, la historia hizo justicia otorgando la victoria al Perú y poniendo fin a las últimas aspiraciones contra nuestra soberanía por parte de España.
Don José Gálvez, el héroe del 2 de mayo de 1866, el gran peruano, abogado y soldado de la patria, es el patrono del Fuero Militar Policial y se encuentra entre los grandes héroes del Perú.
Ambos personajes, Melgar y Gálvez, son parte de la gran historia de nuestra independencia, y moran en los altares de la patria junto a los precursores y próceres y por supuesto junto a los héroes que a lo largo de estos dos siglos de existencia la han defendido con sus vidas.
La historia es la justicia trabajando, pero es necesario que existan peruanos capaces de la honorabilidad y entrega absolutas en todos los sectores, desde las fuerzas armadas y policiales, que lo hacen con valentía y disciplina, hasta nuestros funcionarios y políticos, quienes siempre pueden buscar la luz y el ejemplo en nuestros héroes y en los grandes peruanos de nuestra historia. Viva nuestra historia. Viva el Perú.
Julio Pacheco Gaige