La guerra ideológica y cultural se ha iniciado, señores

El futuro de nuestro hermoso país, no sólo está bajo la responsabilidad intelectual y de acción de los nacidos a finales de los noventa: los millennials. Me atrevería a decir que el futuro en el que la comunicación interpersonal sea real y totalmente en vivo, en ese momento de la historia, nuestro país basará su crecimiento y desarrollo con base a lo absorbido en, por lo menos, dos generaciones pasadas. Y nos preguntaremos: ¿hemos logrado realmente derrotar los rezagos discursivos y diminutas ideas de los izquierdistas? ¿Nuestros hijos o nietos tienen claro cuáles son las “ideas” totalitaristas que pueden poner en jaque lo logrado y arrastrarnos a la miseria? Desde mi perspectiva, no, aún no logramos ello y tenemos políticos que están decididos a no permitir que eso suceda.

Guido Bellido, Guillermo Bermejo, Susel Paredes, Margot Palacios, Isabel Cortez, Ruth Luque, Sigrid Bazán y otros congresistas de izquierda; y algunos, según ellos, de “centro” votaron en contra de la ley que incluye en la currícula escolar el curso de ‘Historia sobre el terrorismo’ en las escuelas del país entero. Y lo hicieron porque saben que la destrucción de su discurso en zonas donde su manipulación aún es efectiva, sería el inicio de un importante quiebre interno; difícil de superar, por cierto. Para lograr ello, debemos ingresar al cerebro de nuestros niños y adolescentes.

Para poder ingresar al debate, comparto cinco ideas en las que considero debemos basar la estrategia para enseñar el periodo de terror que vivió nuestro país:

Primero: ¿Qué ideas sociales y económicas tuvieron y aún tienen los que instauraron el terrorismo en las zonas más pobres de nuestro país? Es importante comunicar esta premisa de la forma mejor entendible, didáctica y clara. De esa forma, nuestras generaciones futuras podrán identificar discursos con ingredientes subversivos.

Segundo: ¿En qué lugares o estamentos sociales centraron sus ideas? El aprovechamiento y manipulación de la pobreza que realizaron los terroristas para instaurar el terror y obligar a otros a unirse a su descabellada y suicida causa. Los peruanos pobres deben aprender a defenderse de ideas retrógradas.

Tercero: ¿Quiénes fueron los cabecillas o creadores de este movimiento terrorista llamado ‘Sendero Luminoso’? Identificarlos a todos y cada uno de ellos con todos los antecedentes y sus procesos de encarcelamiento. La cantidad de personas que asesinaron, sus métodos de tortura y desaparición.

Cuarto: Los asesinatos más horrendos y descabellados que cometieron en contra del pueblo que decían defender. Comunicar de la manera más didáctica por diversos canales y para esta nueva generación las masacres de Lucanamarca, donde hubo más de 60 asesinados por Sendero Luminoso; y Pampacancha, que contó con más de 40 víctimas de este grupo criminal; Tarata, un atentado contra un derecho universal: la libertad de expresión; y el asesinato de María Elena Moyano.

Quinto y no menos importante: ¿Cómo se derrotó a Sendero Luminoso en nuestro país? Hacer de las películas una excelente forma de informar y contar la historia, sin apasionamientos y con objetividad; y sin negar los delitos y violaciones de derechos humanos que instauró el gobierno dictatorial de Alberto Fujimori.

A la izquierda defensora de ideas senderistas no le conviene que esto sea una realidad. La batalla ideológica y cultural se ha iniciado. Soy una mujer de 29 años de edad y entiendo la historia de una forma distinta a la de dos generaciones atrás, y eso es consecuencia del consumo de nuevas tecnologías, la rapidez y cantidad de información que está a mi alcance. Pero existe algo más importante: la forma como están comunicando, la manera como cuentan una historia y el efecto que causan en el público que lo ve, lee o escucha.

Esa es la clave: la forma.

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