A la gloria de Alan García
Te fuiste en olor a multitud; cuando tus adversarios proyectaban celebrar tu encarcelamiento y humillación televisada, cuando ya se deleitaban imaginando las portadas con tu foto enmarrocado, tuvieron que verte por TV esa misma noche entrar en hombros del pueblo a una “Aula Magna” abarrotada de gente de todas las tiendas políticas, del mundo intelectual, de todas la clases sociales, que daban testimonio que has marcado los últimos 40 años de este país y que estás en la historia.
Y peor aún: que te fuiste libre, ya inalcanzable para dañarte con sus pequeñas y enfermizas venganzas.
Varios afirmaban que te habías derechizado, que habías olvidado el estar junto al pueblo, pero aquel fatal miércoles 17 de abril lo que vi en Alfonso Ugarte fueron cuadras y cuadras -llegué a contar 8- de gente humilde, de Lima y provincias, que desfilaban para darte el último adiós. Fueron miles los que se congregaron los tres días, parte del pueblo peruano al que tanto quisiste.
Fuiste un hijo y un nieto que siempre buscó responder a su legado de estirpe y al llamado de compromiso y de deber que te inculcaron. Cumpliste con tus antepasados. Cumpliste con tu maestro Haya de la Torre al llevar a su partido al poder 2 veces y mantenerlo vigente en la política nacional 4 décadas luego de su partida física.
Cumpliste con el partido no sólo con las victorias que lideraste sino con todos los años de tu vida entregados a la causa de nuestros ideales, sin tranzar -a pesar del exilio y las adversidades- con dictaduras ni con los saqueadores gestores de intereses a los que varios se arrodillaron a cambio de prebendas y ministerios.
Le dejaste al Perú obras que en los años venideros serán cada día mejor valoradas, cuando la “Constructocracia” y la oligarquía actual decaigan. Hablamos de cosas trascendentes como sacar de la pobreza a casi 5 millones de peruanos, de electrificar 12 mil pueblos, de ponerle agua a 3 millones de peruanos, de construir 42 hospitales, 10 mil kilómetros de carreteras, de crear la Alianza del Pacífico, de haber construido el triunfo de “La Haya”. El Perú, con los años, irá cayendo en la cuenta de lo que el aprismo y tu conducción hicieron por la patria.
Tus “Metamemorias” son el testimonio de tu valía intelectual y el punto de partida de la construcción de un relato alternativo a la hegemonía de los marxistas criollos. Por lo tanto representan un aporte estratégico y fundamental para el futuro.
Ayer se cumplieron tres años de tu partida. Nuestro mejor homenaje, el de tus compañeros, es el compromiso de luchar incansablemente para que el APRA vuelva a proponer un futuro diferente al Perú.
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