La fragmentación en la bicameralidad, ¿otra vez, Andrés?
Hoy sábado vence el plazo para que los partidos políticos formen alianzas para las elecciones del 2026. En teoría, esto es beneficioso, ya que la unión de los partidos busca evitar la dispersión del voto tanto para los candidatos a la presidencia como para los postulantes al Congreso. Sin embargo, en la práctica, se corre el riesgo de que los ciudadanos que ingresen al Congreso producto de esas alianzas, una vez juramentado el cargo, se separen, dando pie nuevamente a la fragmentación del parlamento.
Este fenómeno que estamos viviendo en el Congreso ha generado que existan doce bancadas, conformando un mapa parlamentario totalmente distinto a la voluntad popular expresada en las elecciones del 2021. Esta costumbre de cambiarse de bancadas se llama transfuguismo, y es perverso porque no solo desnaturaliza la cohesión de los grupos parlamentarios, necesarios para que un Congreso funcione adecuadamente, sino que también es una conducta negativa desde todo punto de vista, ya que tuerce la voluntad del votante y es una de las acciones que contribuyen a la impopularidad del Parlamento.
Ahora bien, si bien la ley electoral permite las alianzas entre partidos políticos para las elecciones del 2026, me pregunto: ¿por qué el Congreso no ha legislado para evitar que los grupos parlamentarios, producto de esas alianzas, se fragmenten o dividan, generando desorden y caos parlamentario?
El actual Congreso tiene la responsabilidad de establecer normas claras y precisas para evitar la fragmentación de los grupos parlamentarios en la bicameralidad. El hecho de que más del 50 % de los actuales congresistas hayan cambiado de bancada hace aún más urgente que aprueben una norma que impida el transfuguismo, pensando en el nuevo Parlamento, ya que ellos mismos están viviendo en carne propia las desventajas para el país —y no para ellos— de tener un Congreso con doce bancadas.
En otros países, el transfuguismo conlleva incluso a la pérdida del mandato, y en algunos casos se imponen penas drásticas, como la imposibilidad de integrar ninguna otra bancada hasta por el tiempo que dure su mandato, y en otros casos se les prohíbe integrar alguna Comisión Ordinaria u otra de cualquier naturaleza por todo el período.
Reitero, el Congreso debe aprobar una norma que impida que los parlamentarios que forman una bancada producto de alianzas electorales puedan abandonarla, estableciendo penas severas, para evitar la fragmentación del Congreso bicameral y evitarle al país un parlamento fragmentado y tránsfuga como el actual.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.