La experiencia electoral en el Ecuador

En el presente mes de octubre se ha activado la dinámica electoral en América Latina con las elecciones presidenciales, en segunda vuelta y definitiva en el Ecuador, el pasado domingo 15; el día de ayer en Argentina, que busca renovar la presidencia de la república y, el próximo domingo 29 en Colombia, donde se llevarán a cabo las Elecciones Territoriales 2023, las cuales serán un termómetro para medir cómo ha podido variar el grado de aceptación popular del presidente Petro.
Por la diversidad de criterios que inspiran la elaboración de las encuestas en Argentina, las cuales, en una gran mayoría de ellas, se elaboran en base a motivaciones partidarias en atención a la gran crisis económica que viene acompañando al pueblo argentino por mucho tiempo, además de estar preparando este artículo en las vísperas del proceso eleccionario presidencial en dicho país, por el momento me reservo de hacer algún comentario que pueda resultar ser desafortunado.

Pero, lo que sí es pertinente destacar es el efecto que ha tenido la decisión del pueblo ecuatoriano en la elección de su nuevo presidente (Daniel Noboa), cuyo mandato será sumamente corto, por cuanto servirá únicamente para completar el período que iniciara el presidente Guillermo Lasso, y que por haber decretado la llamada “muerte cruzada”, igualmente, originó el adelanto del término del período de la Asamblea Nacional, de estructura unicameral.
Al igual de lo que fuera mi participación como miembro del CEELA (Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica) como observador electoral internacional, en esta segunda vuelta de la elección presidencial, se pudo comprobar que el elector ecuatoriano demostró, a través el voto, que el correísmo, nos guste o no, sigue teniendo un “voto duro” que no baja del 32% de apoyo popular. Este fue el porcentaje que logró Andrés Arauz cuando, como candidato del partido de Rafael Correa (Revolución Ciudadana) obtuvo en la primera vuelta de la elección presidencial pasada y donde, en el balotaje, luego se eligió al actual presidente Lasso, como consecuencia de lo que los ecuatorianos llaman el “anticorreísmo”.
En esta última ocasión, Luisa González (candidata presidencial del movimiento del expresidente Correa) llevó como candidato a la vicepresidencia a Andrés Arauz, quien también había pasado por la misma experiencia de ser candidato presidencial, igualmente obtuvo en la primera vuelta un poco más del 33%, que constituía ser la mayoría relativa más alta, pero sin conseguir el 40% de los votos válidos para lograr ganar en primera vuelta, siempre que la diferencia con el segundo hubiera sido de 10 a más puntos. La sorpresa inesperada, por cuanto las encuestas así no lo tenían previsto, fue el que Daniel Noboa ocupara el segundo puesto por decisión popular.
Daniel Noboa Azin, candidato de la Acción Democrática Nacionalista e hijo del acaudalado millonario ecuatoriano y candidato cinco veces sin éxito a la presidencia de la república del Ecuador, Álvaro Noboa, tiene 35 años de edad y con muy poca experiencia política (fue asambleísta nacional por dos años), será quien en los próximos días tenga que asumir la presidencia de la república del Ecuador por un espacio de un año y cinco meses, y con el compromiso de tener que enfrentar el alto índice de violencia y criminalidad, así como la presencia del narcotráfico que ha logrado tener presencia en la vida política nacional de la hermana república del norte.
A pesar de que Daniel Noboa se presentó como el candidato del centroizquierda, es indudable que su origen socio-económico así como sus propuestas de campaña lo ubican en una posición que no corrobora lo que ofrece.
En consecuencia, el voto del ciudadano ecuatoriano no necesariamente es el “voto por el cambio”, sino el “el voto anti”; es decir, un porcentaje de la ciudadanía, que no deja de ser numeroso prefiere “caras nuevas”, que puedan ofrecer propuestas nuevas, distintas a las que se han venido conociendo y que, entienden, puedan ser cumplidas por quienes lleguen al poder.
Por lo tanto, independientemente de la concepción ideológica que inspire el actuar de los políticos que llegan al poder, le deseamos al pueblo ecuatoriano que encuentre el camino para solucionar sus agudos problemas, que amenazan “contagiar” a nuestro país.

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